CAPITULO 5: "TODO CAMBIÓ"

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~JOSHUA~

Hacía frío, la sala estaba iluminada por una tenue luz blanca que emanaba de distintas posiciones desde el techo dispuestas en un patrón totalmente simétrico, pero ¿a quién ha de importarle eso estando en este lugar? Personas corrían de aquí para allá con desespero y algunos otros expresaban su frustración con violencia. Nunca me había parecido tan desesperante estar en un hospital, había llegado aquí hace un par de horas luego de que mi pequeña e inocente hermana fuera atropellada por un vehículo que había perdido el control a causa del poder de mi ella. Pero no fue su culpa es solo una niña.

— ¿Por qué rayos tardan tanto? —Me pregunto a mí mismo, pero por primera vez en voz alta desde hace un buen rato.

"Si están tardando tanto es porque la están operando para que no tenga problemas a futuro, digo, si fuera algo grave ya hubieran salido a decirme", intento convencerme.

—No te preocupes, hijo, todo estará bien. —Dijo una señora completamente desconocida que estaba sentada a mi lado esperando a un familiar en quirófano imagino—. ¿Por quién esperas? ¿Tu novia?

Me limité a negar con la cabeza y a hundirme más en mis pensamientos.

A mi madre le habían avisado hace una hora aproximadamente así que no debería tardar en llegar, esta intriga me estaba matando por lo que decido levantarme un momento a caminar, detrás de mí comienza a caminar un delegado del campamento en donde todo ocurrió. Dijo haber venido para hacerse responsable de todo lo ocurrido, pero más bien parece estar aquí para vigilarme. Al final termina alcanzándome, con su mirada clavada en su teléfono mientras caminábamos por ese fúnebre pasillo que parece salido de la película de terror.

— ¿De verdad están aquí para ayudarnos? —Pregunté, como si volviera a ser el niño de 6 años que está por ser vacunado.

—Claro que sí, ustedes podrían revolucionar para bien la manera en la que trabajamos. —Antes de poder seguir la conversación escuché pasos apresurados detrás de nosotros y al darme la vuelta ya estaba por alcanzarnos la señora que hace poco había tratado de consolarme.

—El doctor te está buscando. —Me dijo, algo falta de aire.

No me di tiempo de agradecerle porque en seguida eché a correr por donde había venido. Cuando estaba por llegar veo que mi madre venia corriendo desde la otra esquina del pasillo y ambos llegamos simultáneamente a donde se encontraba el doctor.

— ¿Son ustedes los familiares de la menor Andrea? —Preguntó él con suma calma.

—Así es. —Respondimos al unísono.

—Lamento decirles que la niña falleció durante la operación, hicimos todo lo posible por salvarla, sin embargo, el golpe fue muy fuerte y no lo resistió.

Seguro el doctor dijo muchas cosas más pero no escuché, me derrumbé física y mentalmente, cayendo de rodillas y frente a mi madre, la cual además de sollozar dio unos pasos al frente para acercarse a mí; cualquiera hubiera esperado un abrazo reconfortante, pero en mi caso ese abrazo nunca llegó.

—Todo esto es tú culpa. —reclamó a la par que me daba una cachetada, no sé qué dolió más, si el golpe o las palabras—. Te dije que no debíamos enviarla al campamento.

Y sí, en el fondo tenía razón, las madres siempre la tienen.

Creo que estuvo a punto de darme otro golpe, no estoy muy seguro porque mi mirada seguía fija en el suelo pensando en quien se había ido al cielo, qué ironía. Pero el doctor la sujetó y se la llevó a caminar para tranquilizarla. Por mi parte, apenas logré reunir fuerzas para levantarme, me acerqué a una enfermera que había estado junto al doctor y pregunté que si podría verla, lo cual negó con la cabeza.

Tenshis: de humanos a ángelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora