Capítulo 9

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Al salir de la cocina fui al salón, total no tenía nada mejor qué hacer. Estaban jugando bastante nerviosos.
- Venga, venga que yo nunca pierdo- grito Chad.

- Cállate ya engreído de mierda
- Es que soy el mejor- le reprochó al otro
- Cállate ya
- Hola… ¿me puedo apuntar?- en ese momento los tres se giran en mi dirección
- Claro siéntate – respondieron al unísono
- ¿A qué jugáis?
- Call of Duty
- Me suena el nombre pero ni idea de cómo es
- Es que si no lo has escuchado vives debajo de una piedra ¡eh!
- No es mi punto fuerte- me encogí de hombros- pero lo quiero intentar.
- Conmigo no te pongas que no quiero perder.
- ¿Tienes obsesión por ganar?
- Es que soy el mejor- reí a su comentario
- Que suerte tener tanta autoestima.
- Ponte conmigo yo te ayudo- zanjó Brad- vamos a darle una paliza a estos dos come mierdas
- ¿Me retas?- dijo Chad muy desafiante, se ve que se lo tomaba enserio.
- Te retamos
- Oye, oye, habla por ti- le quito el mando de las manos- lo voy a intentar.

Al final no eran tan difícil. Brad me ayudó en contadas ocasiones pero lo hice todo yo sola. Terminamos jugando unas 10 partidas y eran como las 10:25 p.m..

- Gente, tengo hambre- tiró el mando encima de la mesa y se levantó- voy a pedir pizzas.
- Pepperoni – Chad no despegaba la mirada del televisor al Igual que Brad. Estaban constantemente enfrentados, como eran los dos egocéntricos, ninguno daba su brazo a torcer.
- Sois insoportables.

Regresé a mi habitación y como ya no iba a hacer deporte me puse el pijama y me recogí el pelo. Cogí un libro, me puse buena música y empecé la lectura. Al menos podía tener mi momento de tranquilidad del día. Estaba demasiado estresada por jugar con los dos egocéntricos.

- Alguien llama a la puerta y pasa. Chad- Jade ya está la comida ¿vienes?
- Dame 10 min
- En 10 min lo único que vas a comer, va ser la caja.
- Joder, ya voy. -Me levanté y me até bien el cordón del pantalón.- anda que me podéis esperar.
- Que hacemos…
- Esperarme por ejemplo.
- Buen punto pero que no vamos a cumplir.
- Ya veo.-ambos entramos al salón y Brad y Michael estaba sentados en el sofá, bastante cómodos.
- Ya os podéis poner bien que Jade y yo tenemos que entrar ahí.
- No te preocupes no quiero morir aplastada por homosapiens.
- Nos ha llamado…
- Gracias hermosura.- giré los ojos ante el comentario de Michael.
- Bueno, cuáles habéis pedido.
- Pepperoni, carbonara y margarita. – nada más ver la pizza carbonara cogí un trozo.
- Lo siento pero es mi favorita.
- ¿Te vas a quedar sentada en el suelo? – baja del sofá y se sienta a mi lado- para que no te sientas sola.
- Estáis a metro y medio
- Cállate

Durante el resto de la noche estuvimos hablando sobre anécdotas de la secundaria, borracheras, fiestas, amistades. En cuatro horas que estuve con Chad, me habló de toda su vida. Me pareció muy tierno. Es de las personas que no tienen doble cara. Y además no paraba de reír con él, me dolían las mejillas de reírme.
Fue un momento muy agradable, y lo disfruté bastante.

- Bueno chicos me voy a la cama que mañana tengo clase temprano.
- Adiós rarita
- Adiós calva- nos pusimos esos apodos por bromas que aparecieron durante la charla.
- Bye hermosura
- Adiós. A ti también Miller.
- Buenas noches Beckett.

Esa noche tuve un sueño bastante raro. Volvíamos a estar en el edificio del otro día. Solo había oscuridad. Buscaba algo de luz, pero no encontré nada. Bajaba. Subía. Gritaba. Nada. Por una extraña razón gritaba el nombre de Miller.
Cuando conseguí encontrar un interruptor y encenderlo fue peor. No, otra vez no, otra vez tú no. En ese momento me despierto.

- Joder, Joder otra vez no. – grito angustiada.

Tenis un nudo en la garganta que no me dejaba respirar bien. Necesitaba aire. Me levanté de un salto de la cama y fui al balcón para tomar algo de aire y relajarme. No podía estar pasando otra vez.
A los 10 minutos, estuve más tranquila pero no paraba de pensar en lo mismo. ¿Será que ese lugar me recuerda a mi pasado? Espero que sea sueño de una mala noche.
Fui a la cocina a por un poco de agua y cuando llegue me di otro susto mortal. Brad estaba allí.

- Joder que susto.
- Se sobresaltó al escuchar mi voz- ¿qué te pasa? ¿estás bien?
- Si, solo una pesadilla. ¿Y tú?
- Igual. Lo que pasa que ya no puedo dormir
- Ni yo.
- Creo que desde lo del viernes estoy un poco trastornado. No se que pasó pero no me gustó nada.
- Tengo un mal presentimiento y está mañana he notado como si me persiguiesen. Muy extraño e incómodo.
- Fue un mal día para llevarte.
- No pasa nada, fue casualidad. No te culpes- me acerco y le pido mi mano en su desnudo hombro. En ese momento en el que puse la mano dejó de hablar, solo para mirarme.
- Brad. ¡Brad!
- MMM. Eh si si. Perdón estaba pensando
- ¿En qué? Si se puede saber
- En tus ojos. Me gustan mucho. – frente a ese comentario no sabía que responder pero noté como el calor subía a mis mejillas. No estaba acostumbrada a que alguien me dijese halagos. – que mona, te has sonrojado.
- No
- Claro que sí.
- Es que no estoy acostumbrada a oír cosas así
- ¿Cosa así?
- Cosas buenas
- Pues entonces la gente está ciega.
- Oye, estás muy amoroso ¿no?
- Has preguntado y he contestado. ¿Vamos a ver alguna película?
- No, ponte el abrigo que vamos a dar una vuelta.
- ¡Ahora! ¡Pero si son las 3:50 am!
- Me da igual el cielo está muy bonito y necesitamos tomar el aire. – salgo de la cocina y corriendo me dirijo a mi habitación a ponerme el abrigo y los zapatos- te doy dos minutos
- Espérame rarita.
- Cállate mojigato. Venga, que ya estoy en la puerta.
- Ya estoy- apareció con los pelos alborotados, un abrigo bastante gordo y unas zapatillas viejas. – ¿pero a dónde vamos a ir?
- Tu sígueme y ya.
- Tú mandas señorita

Quería ir a unos de los parques que visité los primeros días que viene antes de instalarme. Fue un finde que viene con Jacob y Aisha en coche desde casa, para enseñarles donde me iba a quedar. Fue un buen finde pero la verdad no me gustó la parte de ser sujeta velas. Tenían algo pero nunca lo admitieron.

- Te voy a llevar a un lugar que me transmite mucha paz.
- ¿La librería? Esta cerrada ¿Lo sabes no?
- No imbécil. Es un pequeño parque.
Cuento llegamos pudimos ver la luna a la perfección y sobretodo en silencio. Tenía un gran afán por la naturaleza y el espacio. A pesar de que viven en la oscuridad a mi me dan luz.
- Ven tírate aquí conmigo- le señalé la parte de césped por donde estaba corriendo.
- Espérame Beckett.
- Ya tumbados sobre el césped y con las pulsaciones un poco alteradas de correr, pudimos apreciar la belleza de la noche- ves, esto es lo que me da calma en noches así.
- Ya, pero no era necesario salir en pijama.
- Bueno, así estás cómodo. – me giro hacia él- la cuestión es quejarse de todo.
- Era broma. Esto está genial y me alegro que te guste esto tanto como a mí.
- Voy a poner algo de música. No te importa ¿no?
- Como prefieras, solo va a hacer que esto mejore.

Elegí de mi playlist una de mis favoritas para reflexionar y tomarme un momento en un momento estresante. Beautiful Feeling- Candy Says. Apagué la pantalla de mi móvil y lo coloqué sobre mi pecho para seguir contemplando el mar de estrellas que tenía sobre mi.
Pasados unos diez minutos emprendimos el camino de vuelta a casa. Estábamos ambos más calmados.

BRAD

Joder que bien me sentaba estar con ella. Nadie me hacía sentir mejor. Cuando estábamos en casa con los chicos no paraba de mirarla cuando sonreía.
Cuando entro por la puerta de la cocina durante la madrugada, vi en su rostro señales de que había tenido una pesadilla. Cuando se sentó junto a mi pude contemplar el increíble color avellana que reinaba en sus ojos. Aunque en su interior tiene una pequeña aureola de color verde que era muy característico. Al igual que las dos pequitas que se encuentran en la punta de su nariz.
Salir con ella a tomar el aire era lo que necesitaba. No hacía falta hablar, ni mirarnos. Cada uno en su mundo, cada uno sumergido en sus pensamientos, pero sabiendo que estaba a mi lado estaba mucho más tranquilo.
Nunca había pensado encontrar tanta calma con una chica como la encuesto con Beckett.

Mis desastres Naturales🪐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora