Me acerco a pasos firmes sin flaquear, no puede notar lo nerviosa que estoy, él no puede tomar ventaja otra vez. La última vez que lo vi estaba con un arma en la mano y lleno de sangre, me apuntaba en la cabeza y luego se la llevo a mi madre en una camioneta en contra de su voluntad. Y esa fue la última vez que la vi luego de que el vehículo explotara, llena de golpes, con sangre en sus manos, intentando ser fuerte, intentando escapar, prisionera de un psicópata obsesionado con ella, y tan frágil.
Lo reto con mi mirada y él hace lo mismo. Me extiende su mano y la rechazo, la guarda en su bolsillo serio.
—No me interesa caerte bien Mini Escarlet, el problema es que nos tenemos que soportar por lo menos para llevar a cabo algunos tratos o alianzas.
—¿Y quién te dijo que yo voy a hacer algún trato contigo?
—Vas a ser la futura líder, muy pronto según tengo entendido y estoy seguro que alguna ayuda monetaria no les vendrían para nada mal a la central. ¿O estoy equivocado?
—¿Y crees qué yo voy a hacer un trato contigo? — río con sarcasmo —. Me parece que tendrías que ir al psicólogo para contarle las ideas tan absurdas que tienes. ¿Hacer un trato con la central que les va a patear el culo? es muy peligroso Edgar y hasta para ti es mucho.
—¿Entonces aceptaras?
—Creo que no me acabas de escuchar. Nunca aceptaría hacer un trato contigo. Me das asco y no tengo intención de involucrarme en tus jueguitos perversos.
—¿No quieres saber que es lo que tienen que hacer para conseguir el pago?
—Okey te escucho, ilumíname con tus tan grandiosas ideas imbécil — ladeo mi cabeza para que hable y una sonrisa maliciosa aparece en su rostro.
—Te lo cuento en el desayuno. Camina — me ordena y voy de tras de él.
Como me encantaría enterar la navaja que tengo en mi pantalón en estos momentos en su garganta, pero es muy pronto y no es el día ni el castigo que se merece.
A penas rodeamos el banco puedo ver el rostro de mi primo todo golpeado, aún que lo único que disimula los mismos es la visera negra que lleva puesta. Me adelanto de Edgar y preocupada abrazo a mi primo.
—¡Mierda Landom! No sabes lo preocupados que estábamos — chequeo todo su rostro en un movimiento rápido y lo han golpeado muchas veces, tiene cortaduras en el rostro y el labio partido.
—Te aclaro que si él no se resistía tanto no estaría así, pero es igual de terco que tú y empezó a golpear a mis hombres y mato a dos — les hace una seña con la mano a sus soldados y ellos sueltan a Landom.
—Aún puedo escuchar sus suplicas para que los suelte —se ríe con la poca fuerza que tiene y una sonrisa de lado —. Muy cobardes, al igual que su líder —escupe al frente de Edgar. Lo ayudo a pararse.
Él se para con dificultad y lo acompaño hasta Fabrizzio que se encuentra a unos pasos del auto. Sujeta a Landom por los hombros y se lo lleva, pero antes de eso me brinda apoyo con su mirada.
Vuelvo con Edgar y sus soldados y me subo a su camioneta. Durante todo el viaje a una cafetería nadie dice nada, el silencio reina en el vehículo. A penas llegamos uno de los soldados que me mira descaradamente desde que me vio, me abre la puerta para que pueda bajar.
Entramos y nos pide dos cafés y unas medialunas.—¿Quieres algo más que no sean esos ridículo tratos? — bebo un sorbo de café.
—Mmm...la verdad si, si quiero algo más — apoya sus codos sobre la mesa y entrelaza sus dedos para dejarlos caer juntos sobre la mesa de madera —. Necesito que te hagas pasar por mí hija en una gala.
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Aléjate De Mí
Novela JuvenilSiento que hay todo un mundo adentro de tus ojos avellanas, que conectan con los míos grises, mí mundo con el tuyo. Y falta esa pieza, ese maldito puente que no me deja atravesar tu atmósfera y me termina alejando aún más de ti, dejándome flotar en...