Capítulo 12. Alas atrapadas.

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La Diosa de la luz había tenido el mismo pesar en su corazón un par de veces antes. Ese nudo que atravesaba cada sagrado rincón de su ser, Pit estaba desaparecido y nuevamente sintió ese vacío que hace más de un siglo no se había repetido. Sabía que Pit estaba vivo, su alma seguia brillando en su fuente, pero algo, una magia muy poderosa interrumpía la conexión y solo provocaba un montón de sombras interfiriendo con la búsqueda. Habían pasado ya unos días y la fiesta de primavera había quedado en el completo olvido. Todos los angeles trabajaban para encontrar a su capitán.

-Tenia que desaparecer el favorito para que todas estas tierras se movieran. -Dijo Viridi en un golpe de honestidad dolorosa que cayó como un balde de agua fría sobre Palutena.

David se tensó al escuchar esas duras palabras, mirando de reojo a su Diosa mientras seguía fingiendo escribir en su libreta como buen secretario que era, aunque no había nada importante que escribir, porque nadie sabía nada en primer lugar.

La Diosa de la luz no dijo nada, Viridi tenía razón y se siento culpable por su poca conciencia en el tema esas últimas semanas, sabía que Pit era el blanco principal de su enemigo, pero sus pequeños ángeles habían estado muriendo y desapareciendo semanas antes, no podía sentirse peor. Y levantar la mirada, para ver a cierto angel negro caminar de un lado a otro cómo León enjaulado no ayudaba a calmar el ambiente. Dark Pit pateo un estante de libros intentando liberar su frustración, pero lo único que logró fue un montón de libros cayendo al suelo de baldosa fría. Un día normal lo hubieran regañado, pero ahora entendían como se estaba sintiendo.

Pero repentinamente un montón de aleteos se escucharon desde la ventana. Soldados de armadura se posaron cuidadosamente, haciendo una reverencia ante Palutena. La llegada de esos ángeles inmediatamente captó la atención de Dark Pit, corriendo hacia ellos del mismo modo cómo Palutena se acercó rápidamente.

-Denme buenas noticias. Por favor- Dijo Palutena esperanzada.

El angel que lideraba a los soldados levantó la cabeza, abriendo la boca para hablar y rápidamente la cerró, mirando a sus compañeros en busca de ayuda. No venían con buenas noticias y se tomaron la frase de su diosa muy literal.

-Habla...- Dark Pit presionó inquieto.- ¿Que descubrieron?

-Es ... Bueno, encontramos en una de las islas a uno de los angeles desaparecidos que nos atacó, mi Lady. - Dijo el ángel, mirando a Palutena con preocupación. - Está herido pero aún con vida, lo llevaron a la prisión.

No eran buenas noticias definitivamente, pero era una pista escencial que llamó la atención de Dark Pit. Había chocado espadas con más de uno en la batalla dónde fueron emboscados en el propio territorio de la Diosa, pero no habían tenido la oportunidad de analizar bien lo que ocurría con esos ángeles. Dark Pit miró a Palutena, quien le devolvió la mirada rápidamente asintiendo.

-Llevanos con él ahora mismo.- Ordenó Palutena. El angel asintió antes de desplegar las alas y salir por la misma ventana por dónde habían llegado.

La prisión no era más que otro templo, iluminado por velas y largos pasillos en espiral que los llevaban a una planta baja. No eran los típicos calabozos con rejas y cadenas. Aquí eran simples habitaciones blancas que mantenían una puerta cerrada con magia sagrada.
Cuando llegaron al piso inferior, ya podían escuchar el alboroto que estaba ocasionando el prisionero. Gritos y gemidos como si entre esas paredes estuvieran encerrando a un monstruo. Angeles armados llevaron a la diosa y a su capitán oscuro hasta la habitación donde salían los gritos. Cuando entraron, vieron una escena sacada de una película de terror.
Las paredes blancas salpicadas de sangre, el suelo de mármol en las mismas condiciones, con varias plumas esparcidas, parecía que había ocurrido una masacre, cuando en realidad solo había un ángel amarrado a una silla y varios angeles a su alrededor intentando a toda costa detener sus intentos de hacerse daño así mismo.
Era así, Dark Pit abrió los ojos soprendido cuando vio las alas casi deformadas del ángel amarrado, aleteando con tanta fuerza que golpeaba el suelo con ellas y provocaba que su propia sangre salpicara.

Future in your hands [Pitcest Mpreg]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora