Capítulo 19. Siguiente paso.

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-Me cuesta asimilarlo... Que todo esto está ocurriendo.- Dark Pit se llevó la mano a la cara, pasando los dedos por su cabello y dejando salir un largo suspiro. - Qué esto sea verdad. 

-Si es muy real, muchacho.- se rió el anciano.

Rodeó la cama hasta llegar a dónde estaba Dark Pit colocando su mano en el hombro tenso del angel.

-¿Que haces aquí, anciano? - Preguntó con molestia en su voz. - No hay problemas con los grilletes, por ahora.

-No vine aquí por los grilletes, no solo soy forjador. También en mis milenios de vida tengo conocimientos médicos. Y por lo que veo necitaras mucha ayuda aquí. - Volvió a reír el anciano al ver las mejillas coloradas de Dark Pit.

El angel negro apartó la mirada del anciano y se apartó. Dándole el espacio que Dyntos necesitaba para examinar a Pit, o más bien, alejándose lo suficiente para no ver lo que el Dios de la forja revisaría.

Fue silencioso. Solo los delirios de Pit de vez en cuando y lo demás solo el sonido de los grillos en el jardín junto a la ventana abierta. Dyntos revisó las alas deformadas y con pocas plumas, los brazos magullados, pecho con respiración rápida y... El vientre.
El Dios se colocó sus lentes y usó diferentes herramientas que tenía en su maletín, Dark Pit miraba ansioso, golpeando el suelo con el pie y sus brazos cruzados sobre el pecho.
La mano arrugada del anciano pasaba de extremo a extremo, un casual "Hummm..." Salía de él que solo aumentaba su ansiedad.

Cuando las cosas tomaron demasiado tiempo, el angel negro no tenía la paciencia que los dioses esperaban.

-¡¿Cómo está?! ¡Maldita sea!

El anciano detuvo su acción y miró a Dark Pit, pestañeando varias veces con esos grandes ojos que se veían con los lentes gruesos que estaba usando.

-¿Oh? ¿Te refieres al bebé?- El anciano preguntó, apuntando con su dedo la barriga vendada de Pit. - Por supuesto que todo está bien ¿Estaría tranquilo de lo contrario?

La risa del anciano se detuvo cuando se dió cuenta de que Dark Pit estaba completamente sorprendido con sus palabras.
Él lo sabía, desde el momento en el que vio a Pit en el campo de batalla, en el momento en el que sus compañeros lo mencionaron.... El mismo momento en el que Palutena se lo dijo, lo sabía. Pero escucharlo directamente, cómo eran las cosas.

-No te quedes allí parado, Ven aquí. Pit te necesita. - Dyntos le hizo señales con ambas manos para que se acercara.

Dark Pit dudó. No sabía que decir, que debía hacer, como tomarse todo esto. Pero Dyntos tenía razón, Pit lo necesitaba...

Se acercó hasta la cama. Pit mantenía los ojos fuertemente cerrados pero aún despierto por las palabras que salían de su boca de vez en cuando, pero esos ojos se abrieron cuando sintió el frío de una mano sobre su adolorido vientre.

- Creo que nos metimos en problemas, Pitstein.- Dark Pit se rió con amargura.

-Hum si, un problema de nueves meses ho ho ho ho~ - Se reía el anciano.

Vaya forma de romper el ambiente.

-Pero si las cosas siguen así, ese "Problema" podría estar en problemas.- Agregó el anciano, acariciando su larga barba.

- Lo sé...- Dark Pit apretó su puño. - Tengo que terminar con todo esto.

-Tenemos.- Escuchó la voz de Palutena. - No estás solo, Dark Pit. Y no eres el único enojado aquí.

La diosa había regresado a su habitación, acompañada de Viridi a su lado quien mantenía una mirada seria.

-Esa insensata humana se dará cuenta que sucede cuando desatas la ira de los dioses. - Dijo la Diosa de la Naturaleza.

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⏰ Última actualización: May 15 ⏰

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