Capítulo 16. Secretos entre cuerpos.

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Tierra mojada, plumas blancas atoradas entre los pequeños retoños de verde a la orilla del río... Dark Pit no encontraba nada más que pistas de lo que realmente había visto. No fue su imaginación, estuvo aquí y no participó en la batalla.

-¿Se encuentra bien, Capitán?

Dark Pit miró a sus espaldas, encontrandose a dos de sus compañeros de combate. Miradas de preocupación en sus rostros. Pero solo le quedó negar con la cabeza, cuando ni él mismo entendía lo que estaba pasando por su mente.

-Solo... me gustaría entender algunas cosas.

Los dos ángeles se miraron, sin saber exactamente como podían ayudar a su Capitán. La batalla terminó más rápido de lo que esperaban con una victoria arrasadora. Las tropas enemigas estaban bajando considerablemente y Dark Pit no sabía si sentirse aliviado o preocupado al respecto.

Su cuerpo se sentía más cansado de lo normal, dolores fantasmas sobre su espalda y extremidades, jaquecas constantes, dolores de estómago y mareos, un aviso de que su otra mitad no estaba del todo bien. Pero a pesar de las bajas enemigas, ya llevaban semanas sin ver a Pit.

-¿Por que esa cara tan larga?- La voz de ballve lo sacó de sus pensamientos.

Dark Pit levantó la mirada al ángel aterrizando cerca de ellos con dos guardias más de primera línea. A pesar de su personalidad egocéntrica y parlante, se veía cansado. Sus alas cayeron pesadamente detrás de su espalda cuando sus pies tocaron tierra.

-Deberíamos estar contentos de la victoria sin bajas.- Contestó un ángel de cabello rubio y rizado. - Pero es una victoria amarga.

-Sin pista del Capitán Pit, y sin pistas del escondite del enemigo. -Suspiro otro ángel, sentándose sobre una roca cercana.

El angel negro hubiera puesto los ojos en blanco luego de escuchar lo obvio. Era lo que ha estado pensando desde que su última flecha atravesó al último angel corrupto, viéndolo caer entre un montón de cadáveres.

-Entonces no hay más que podamos hacer aquí, es hora de regresar.- Dijo Ballve, y sus compañeros asintieron.

Cansados, sucios y con ganas de ir a las aguas termales a recuperar energías. Las palabras del angel cyan fueron música para sus oídos.

-Usteded pueden volver, yo me quedaré. - Dark Pit siguió buscando más pistas en la orilla del río.

Los angeles miraron al angel negro, entre preocupación y tristeza. A pesar de lo agotado que estaba, aún tenía esperanzas de encontrar alguna señal de Pit. Sabiendo que era inútil, cuando todas esas semanas habían terminado en el mismo resultado. Al final el ángel negro llegaba casi desmayado al templo de Palutena por el cansancio y era cargado por los centuriones hasta la habitación de Pit dónde se había estado alojando, a pesar de tener su propia habitación en Skywolrd.

Pero está vez Ballve no lo iba a permitir. Se paró entre Dark Pit y los arbustos dónde estaba su atención para buscar pistas. Los ojos escarlata miraron a los de Ballve con el ceño fruncido.

- Quitate. - Ordenó Dark Pit.

Y los angeles a sus espaldas ya se estaban preparando para lo habitual...

-Tenemos que volver. No hay nada aqui, tu búsqueda es inútil.

- No me digas lo que tengo que hacer, apartate. - Dark Pit gruño enfadado cuando el angel Cyan abrió sus alas de extremo a estreno, con sus brazos cruzados sobre su pecho.

Fuera genética o caprichos de Palutena sobre la creación de angeles más grandes y fuertes, Ballve era notoriamente mucho más grande, las alas Cyan eran el doble en tamaño a las negras de Dark Pit.

Future in your hands [Pitcest Mpreg]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora