HOLA HOLA BELLAS, AQUÍ UN NUEVO CAPÍTULO, ESPERO QUE LES ESTÉ GUSTANDO LA HISTORIA, NO OLVIDEN DEJAR SUS ESTRELLITAS Y COMENTARIOS.
LAS AMO MUCHO Y QUE TENGAN BUENA LECTURA.
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Publio había despedido a lady Grandiner y al resto de sus invitados después de las once, había dado vueltas a Brina durante toda la velada, pero parecía ser que ella estaba bien y Ayla la estaba cuidando; tomó aire y subió a la habitación de su hija encontrándose con ambas completamente dormidas.
La imagen era enternecedora, era más que obvio que Brina se había encariñado con Ayla debido a la falta que parecía hacerle una madre... no lo había pensado, pero era de suma importancia que la niña tuviera una guía femenina, sobre todo si se tomaba en cuenta que él llegaba a ausentarse por mucho tiempo y ella apenas tenía cuatro años, eso significaba que él debía encontrar esposa...
Publio meneó la cabeza y se acercó lentamente al cuerpo de Ayla para tomarla en brazos, llevándola a sus habitaciones para que tuviera un merecido descanso después de un día agotador. No podía más que agradecer su presencia, sin ella, esa casa no funcionaría, tampoco sabría distribuir su tiempo correctamente entre las águilas y la medicina, Ayla había sido perfecta para él...
Muchos decían que era una mujer envidiable, hermosa e inteligente, no podía estar más de acuerdo con ellos, ahora incuso le debía la educación de Brina.
—¿Publio...? —la voz de Ayla parecía más ronca de lo normal, seguro era por su presuroso despertar—. ¿Qué sucedió con lady Grandiner? ¿Lograste hablar con ella de algo interesante?
—Sí, se han marchado hace rato —contestó tranquilo—, me parece una persona extraña, ¿a ti no?
—Sí —se sentó en la cama—, parece que está entusiasmada con su ciencia más que por nada en la vida.
—Es una mujer sumergida en sus propias pasiones —asintió el hombre—, se toma en serio su papel.
—¿De qué quería hablarte?
—Quiere que la apoye en su investigación.
—¿Lo harás?
—No lo sé, es riesgoso... ¿Tú que piensas?
—¿Yo? —ella se sonrojó—. No lo sé, ¿Te será beneficioso?
—Quizá, en realidad, sus notas son asombrosas, es arrogante, pero en verdad es brillante.
—Parece... que la admiras.
—Le doy valor a su seguridad —aceptó—, pero tiene una personalidad un tanto difícil, no le gusta que la corrijan.
—Y a ti tampoco te gusta.
—Tienes razón, la mataré un día de estos —se puso en pie y le revolvió la cabeza—. Gracias por quedarte con Bri.
—Puedo dormir con ella, si gustas.
—No, de todas formas, querrá ir conmigo, mejor me la llevo de una vez a mi recámara.
Ayla se recostó en la almohada y sonrió. Puede que Publio admirara a aquella mujer, pero confiaba en ella, sólo a ella le pedía opiniones y la trataba como una más de su familia pese a no formar parte de ella, la trataba como algo más que una amiga... seguro que era así, quizá él no se hubiese dado cuenta aún, pero era obvio.

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El corazón de Publio Hamilton
RomansPublio Hamilton es el hijo mayor de los marqueses de Sutherland, el heredero de todo cuanto fuera de su padre, incluida la famosa cofradía de las águilas. Publio era el hijo perfecto, había heredado la astucia de su padre, la bondad de su madre y a...