FELIZ NOVEDAD

12 - Iba a pedirle matrimonio

Carol caminaba de un lado a otro luciendo ese hermoso vestido rojo, acorde a las festividades, que había comprado con bastante anticipación justo para esa noche, y no dejaba de moverse hacia allá y hacia acá, precisamente porque seguía llevando charolas, revisando que todo estuviera en su lugar, y por supuesto, que nadie estuviera haciendo cosas que no estaban dentro de su itinerario.
Era sumamente perfeccionista, y Piper había heredado parte de eso también.

— Oh, no pongas eso ahí, — regañó a uno de los meseros que estuvo a punto de colocar una cubitera con botellas de vino sobre una silla — ¿a caso esto te parece una fiesta de campo? — dijo y avanzó con rapidez a la sala donde aplaudió fuertemente para que todos la escucharan. — ¡Oigan, todos! ¡Por favor vengan aquí ahora! Tomaremos esa foto tan pronto como llegue Cal. — dijo haciendo que Bill la mirara confundido.

— Amor, ¿Segura que este es el mejor momento? Ya están llegando los invitados.

— Es el único momento. — sentenció haciendo que su esposo guardara silencio de nuevo.

La mujer caminó dando zancadas para revisar más cosas en el comedor, pero cuando cruzaba el recibidor, se encontró con Alex que recién llegaba de la calle, había pasado casi todo el día con Zelda, y aunque sabía que quizás debería haber buscado un vestido, ni siquiera pensó en esa dichosa fiesta mientras estuvo con su nueva amiga.
Además estaba todavía un tanto molesta con la rubia, puesto que ya ni siquiera le había vuelto a escribir, por lo que le dió a entender lo poco que le importaba aquella situación, así que terminó de rendirse y decidió volver a usar un traje de vestir, pero esta vez un poco mas a su estilo sin importar que luciera más varonil que nunca, pues se dijo a sí misma que eso no era motivo para avergonzarse.

— Hola, Alex. — le saludó Carol con el mal humor haciéndose presente en su expresión.

— Hola... ¿Dónde dejo el regalo del elefante blanco? — le dijo queriendo mostrarle que al fin lo había conseguido.

— ¿Y dónde va a ser? ¿En el horno? — le preguntó la mujer con sarcasmo — ¡Dios, Alex! ¿Dónde crees que va? Obviamente bajo el árbol.

Dijo en voz tan elevada y chillona que la pelinegra ni siquiera se interesó por responder o hacer algún tipo de objeción.
Sabía que no había forma de hacer entender a una Chapman enojada, y le había tomado meses en verdad entenderlo, además de peleas y distintas situaciones que le habían costado casi su cordura por lidiar con Piper.
Alex solamente asintió y se tragó sus palabras, estaba pensando definitivamente largarse de ahí pronto, y ese tipo de cosas le terminaban de confirmar que debía hacerlo.

— Lo siento, Alex... — se disculpó Carol al ver la expresión en el rostro de la pelinegra que definitivamente estaba cabizbaja — De verdad lo lamento, probablemente nunca tuviste árbol de navidad.

Y ahí estaban otra vez sus comentarios desatinados y despectivos hacia ella.
¿Es que Carol no tenía ni siquiera una pizca de sentido común y buenos modales con ella?
El ceño de Alex se frunció pero también se relajó rápidamente recordando lo que había estado hablando con Zelda.
Según la pelirroja los Chapman no eran malvados ni tampoco irrespetuosos, más bien, eran personas tan sumidas en su propio mundo de apariencias como para sacar la cabeza de vez en cuando y observar que cada persona lidiaba con sus propias batallas todo el tiempo, por lo que no solían ser empáticos por naturaleza, así que no podía culpar a Piper por ser así también, cuando en realidad era algo que la rubia había de hecho aprendido en su entorno familiar inmediato.

— Hacemos esta fiesta cada año, y cada año, no importa lo pronto que empiece a planearla me siento totalmente perdida. — continuó Carol — Y... No logro encontrar mi hermoso broche, ¿no lo has visto? — preguntó con un tono que a Alex no le gustó en absoluto — Puedes decírmelo, no me enojaré, — su mirada era inquisidora y totalmente fija en Alex — solamente quiero saber si tú lo tienes.