14 - Basta del miedo y los secretos

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Todo se quedó en silencio en aquella sala.
Parecía que de pronto habían presionado alguna especie de botón oculto, puesto que ni siquiera los grillos se atreverían a hacer algo de ruido en aquel ambiente tan tenso.
Las miradas de todos eran confundidas y asombradas, mientras que nadie se atrevía a hacer ni un solo movimiento en aquella situación.
La única que miró a Piper con desaprobación fue Zelda, quien negó con la cabeza y frunció el ceño bastante molesta porque prácticamente la rubia le había hecho lo mismo a Alex que le había hecho a ella años atrás, y aunque en su momento ella tampoco se lo merecía, ahora le dolía más saber que Piper no había cambiado, y peor aún, que había echado por la borda las buenas intenciones de una mujer tan increíble como lo era Alex.

Nicky dejó a un lado la copa de vino que se había servido, y casi en silencio abandonó también la casa para ir en busca de su amiga, no sin antes tomar un abrigo del perchero sin importarle si era de Alex o no, después de tantas desgracias, no quería que también fuera a pescarse algún resfriado por andar por ahí sin protección a la gélida brisa invernal.

El enojo de la rubia se canalizó en lo más próximo que encontró a su lado, y sin siquiera detenerse a pensarlo o analizar la situación, Piper tomó la pintura que tanto trabajo y esfuerzos le había costado a Cal elaborar y la levantó en el aire ante los gritos e intentos fallidos de detenerla de todos los presentes, quienes no pudieron hacer absolutamente nada por impedir su siguiente movimiento, que fue estampar la pintura en su hermano, provocando que se rompiera y el marco quedara al rededor de Daniel haciendo el daño completamente irreparable, al igual que pensaba, seguramente había sido el daño en su relación con Alex.
Y ni siquiera eso bastó para que Piper desistiera de empujar a su hermano que intentaba salir del marco de madera que le había dejado atorado en el cuerpo, mientras ambos se gritaban insultos y groserías siendo el completo espectáculo para todos los presentes.

— ¡DETÉNGANSE! — Gritó Bill a todo pulmón con el rostro encendido de furia, pero ni siquiera eso los hizo detener de su pelea.

Jamás en su vida habían visto a Cal dejar de ser ese tipo simpático y relajado que solía ser desde que era un bebé.
Su forma de ver la vida era completamente distinta a la de sus padres, y por supuesto, también a la de sus hermanos, pues a diferencia de ellos, jamás recibía la atención de Carol o Bill por completo, jamás celebraban demasiado sus méritos y era algo con lo que él había aprendido a vivir, y por ello mismo es que ya no se esforzaba en ser el favorito o ganar el amor de sus padres, como Daniel y Piper llevaban haciéndolo toda su vida.
¿Para qué iba a esforzarse si de cualquier manera sus padres solamente esperaban cosas grandes de sus hermanos mayores?
Y contrario a lo que se pueda llegar a pensar, Cal Chapman era mayormente feliz que el resto de su familia, puesto que él se conocía a sí mismo como ninguno de ellos lo hacía, sabía sus talentos y también sus defectos, pero eso solamente lo hacía sentir más humano y había crecido aprendiendo a lidiar con todo el cúmulo de virtudes y errores que él era.
Pero en ese momento, la ira que jamás había dejado invadir su cuerpo ni siquiera le pidió permiso para liberarse arrasando con toda fibra de buenas vibras y relajación que siempre emanaban del más pequeño de los Chapman.

— ¡YA BASTA! — gritó el hermano menor a todo pulmón haciendo que todos, en especial sus hermanos lo miraran con asombro. — Yo pasé cien horas haciendo esa pintura y ahora ustedes la destruyeron como si fuera nada... Era algo... — la voz se le quebró viendo su obra de arte echa añicos al rededor del cuerpo de su hermano — ¡Yo soy algo! — dijo mirándolos a ellos y a sus padres. — ¿Y saben qué? A mí me gusta quien soy, y tal vez a ustedes no porque no soy elegante o muy listo, ¿pero saben qué más? Les guste o no, ¡yo soy parte de esta familia! ¡Y ya no me van a menospreciar!

Con la emoción del momento, Cal intentó jalar el marco de madera que había quedado de su pintura y en su intento desequilibró a su hermano mayor, que a su vez trató de sostenerse de Piper cayendo así los tres al suelo y llevándose consigo el árbol de navidad que al caer, reveló el escondite de los gemelos justo tras el.

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