Regreso.

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Toda la noche, lo único que podía oírse eran los sonidos de placer emitidos por Dean, los constantes golpes de la cabecera contra la pared del hermoso hotel donde se hospedaron, que no cesaron mas que para que el cazador pudiera respirar y los jadeos roncos de Benjamin. Entre caricias, se decían lo mucho que se necesitaban, lo difícil que fueron los días en que estuvieron separados y recordaban con nostalgia aquel ángel que no regresó con ellos.

Cuando estuvo por hacerse nuevamente de noche, Sam llamó por teléfono. Dean salía de la ducha y contestó el teléfono mientras secaba su cabello con una toalla pequeña, tomando asiento en el borde de la cama. Ben le besaba el hombro, recogiendo con sus labios algunas gotas de agua que caían, evitando que resbalaran por toda su espalda llena de pecas y algunas cicatrices.

— ¿Qué pasa, Sam? Te dije que volvería pronto. — Reclamó de muy mala gana, sonriendo brevemente hacia el ojiazul y volviendo a su rostro serio y molesto, como si tuviera a su hermano en frente

— Créeme que no quiero interrumpir tu luna de miel vampírica, — Notó un tono de sacarsmo y fastidio por parte del alce. — pero tenemos un caso. O al menos eso me dijo Garth. Tienes que venir ahora.

— ¿Garth? ¿Él está... llamándote? ¿Qué? ¿Es el nuevo "Bobby"?

— No digas idioteces, Dean. Solo quiere vernos. Se enteró que volvimos y quiere una reunión o algo así.

— Nada de lo que me acabas de decir suena precisamente a algo en lo que quiera participar y dejar aquí... bueno. No quiero irme, Sam.

— Agh, deja el sentimentalismo barato, no te queda.

Dean le hizo una seña al vampiro para que se detuviera y se levantó para poner un poco de distancia. Puso una mano sobre su cadera y recargó el peso en una de sus piernas, mirando hacia la ventana cuyas cortinas semi transparentes le dejaban ver afuera, pero no al revés.

— Dime qué tienes.

— Bueno, al parecer una mujer arrancó un auto sobre su esposo quien estaba reparándolo. Algo demasiado... sangriento. Y ella dice que no recuerda nada.

— Eso parece locura, Sammy. Simple locura. ¿Por qué es "de lo nuestro"? — Eso parecía solo un intento de Sam por alejarlo del vampiro. Antes de irse, una larga conversación sobre que podría estarle mintiendo respecto a su dieta de bolsas de sangre y confiar demasiado, se dio entre los dos. Así que se permitió dudar un poco más.

— Bueno, porque Garth está ahí y... Si no lo haces iré solo, ¿Me oíste?

— Okey, okey, buena jugada. El niño mimado ataca de nuevo. Estaré ahí en menos de dos horas.

— Que sea en menos de una.

La llamada terminó y Dean vio el teléfono sobre sus manos un momento antes de suspirar y volverse al vampiro, quien se había quedado con una bata blanca sobre él. Lamentaba tanto tener que irse.

— No tienes que decir nada. — Se adelantó Ben y sonrió con los labios cerrados. — Yo lo entiendo. Además, como dije, también tengo mis propios asuntos.

— ¿Y en serio no vas a decirme cuáles son esos asuntos? — Preguntó el ojiverde, entrecerrando sus orbes y caminando hacia la cama.

— No es algo de lo que tengas que preocuparte. — Cuando Dean estuvo lo suficientemente cerca, Ben lo atrajo hacía sí, haciéndolo caer sobre él, compartiendo un par de sonrisas abiertas. El rubio puso una mano sobre el colchón para sostenerse un poco, y con la otra acarició la barba semi cana de Ben.

— Tú... me dirías si decidieras volver a tomar sangre directamente de un humano, ¿No? — La pregunta, tomó al vampiro por sorpresa, pero la mirada de Dean sobre él le dio a entender que era una duda genuina. Se le veía preocupado.

Sálvame. [DeanXBenny✓] [Denniestiel✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora