Sálvame. [DeanXBenny✓] [Denniestiel✓]

Cielo despejado.

Aunque el peligro rondara cerca, tanto Benjamin como Castiel y Dean se dieron un tiempo para dejar de pensar en ello. El hecho de poder sentir a su compañero, aquel que había ayudado tanto así como traído problemas estaba siendo verdaderamente placentero.  Ya fuera por sus ojos azules e inocentes que a pesar de seguir la corriente se preguntaban constantemente qué seguía o por ese modo tan suyo de apaciguar toda la ira que habían acumulado por celos y frustración, justo ese momento parecía perfecto dentro de aquel infierno.

Los labios del vampiro ojiazul se separaron de los del pecoso y éste último, sin aguardar ni dejar pasar más dudas, tiró de la corbata de Castiel para acercarlo a él, ladeando la cabeza al instante y abrir su boca, intentando darle un beso igual de rudo que el ex marinero le había proporcionado. 

Benjamin sonrió al verlos, por primera vez lo hacía y no le causaba mas que una exquisita erección en vez de la inseguridad de antes. Caminó detrás de Castiel y poniendo sus manos en la solapa de la gabardina, la jaló hacia atrás para dejarla caer al suelo comenzando a besar el cuello del ángel por el costado derecho.

Su mirada se alzó para ver a Dean del otro lado quien apenas sintió la mirada del vampiro, no pudo evitar un sonrojo. Era el erotismo de aquello. Ese hijo de perra le daba el mejor espectáculo que pudo pedir pues el vampiro no solo lamía y succionaba un poco la piel del ángel mientras éste recargaba su cabeza sobre el hombro del robusto hombre, si no que sabía que pronto, algo de aquello le tocaría.

No quiso aguardar mucho luego de eso, comenzando a ponerse de rodillas frente al ángel que tan pronto sintió las manos de Dean sobre la hebilla de su cinturón, abrió los ojos, mostrándose sorprendido y asustado. No porque no conociera lo suficiente como para entender lo que pasaría, si no justo por todo lo contrario, estaba expectante a lo que sucedería y antes de que el pantalón cayera, pudo sentir mojar un poco la tela de su bóxer sintiendo que su rostro se ponía caliente.

El cazador alzó la mirada cuando estuvo frente a aquello y levantó una ceja con una sonrisa divertida.

— Pero si ni siquiera he empezado.

— No seas cretino, Dean. — Protestó de inmediato el ex marinero asomando su rostro por encima del hombro del ángel quien giró para poder ver el perfil del vampiro, frunciendo el ceño lamentando que se hubiera detenido. Realmente disfrutaba sus labios sobre su piel y sus manos apretando sus costados. — El ángel no es tan pervertido como tú... — Giró su cabeza para ver igual a los ojos azules del ángel y le sonrió de un modo discreto, pero seductor. — Es normal que todo le parezca... Demasiado excitante.

— No es la primera vez... — No completó la frase cuando sus ojos casi se fueron en blanco cuando sintió de pronto la lengua de Dean sobre la punta de su miembro, agarrando por inercia la cabeza del rubio, adelantando sus caderas para que éste se apresurara.

El vampiro, reaccionó y sujetó a Castiel por las muñecas; las llevó detrás de su espalda, quedando éstas entre él y la espalda del novato. 

— Tranquilo, Cas... — Le susurró en el oído mientras echaba un vistazo hacia su trasero que había quedado expuesto. — Déjate llevar... después de todo, seremos dos... Contra uno... — Su voz salió ligeramente más ronca y baja. Su nariz, rozaba desde la parte trasera de su oreja y luego por su nuca. 

— ¿C-contra? — Emitió el ser celestial con el ceño ligeramente fruncido por no comprender claramente. ¿Tendrían relaciones sexuales o una pelea? Pero pronto su duda fue aclarada cuando sintió el dedo de Bejamin comenzando a introducirse entre sus glúteos. Éste, al sentirlo, no pudo evitar apretarlas en un acto reflejo.

— Sh, sh, sh, sh... — El Señor del Purgatorio, como era llamado por algunos monstruos que tuvieron la infortuna de topárselo, metió la mano entre la camisa del ángel y su piel, acariciando su vientre bajo, sintiendo también la mano de Dean que comenzaba a masturbar al ojiazul, esperando que "Benny" le dijera cuando empezar. — No- te tenses, Cas... — Intentó relajarlo con aquella caricia a su vientre, subiendo por su abdomen lentamente. — Debes disfrutarlo, no sufrirlo.