Volví mi vista a el, estaba de espaldas y no podía ver mucho su cara pero si sus gestos. Siempre estaba sentado con su computador y una libreta al lado, trabajaba tan concentrado mientras bebía y llevaba papas fritas a su boca. Sonreía bobamente fre...
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Los rayos de luz golpearon su rostro haciéndole soltar un jadeo perezoso. Se removió en la cama ajena, llevando una de sus manos para tocar a la persona que debería estar a su lado. Abrió los ojos de golpe al no sentir a Volkov a su lado. Se incorporo en la cama, siendo consciente que debajo de la gruesa sabana no llevaba nada de ropa.
Colocándose de pie, alcanzo sus propios calzoncillos, al lado de ellos estaba la camiseta de Volkov. Al mirar más allá no encontró la suya por el suelo a si que decidió ponerse esa. Para salir de la habitación y bajar las escaleras.
Un delicioso olor llegó a sus fosas nasales caminando a la cocina.
Viktor sonrió sin despegar la mirada del de cresta que entraba a la cocina somnoliento. Sus mejillas tomaron un pequeño color carmesí al verlo con una de sus camisetas cubrir gran parte de su cuerpo por la diferencia de altura de ambos.
-Buenos días- saludo felizmente. Pasándole una taza de café al de cresta no antes de dejar un casto beso en sus labios-
-Hola- sonrió. Si o si, le gustaba ese Viktor que tomaba la delantera en todo- ¿Qué cocinas?- se puso de puntitas para ver por el hombro de su amado-
-Son panqueques- un brillo en los ojos del de cresta apareció- ...Gustabo, me lo dijo. Me dijo que te gustaban mucho los panqueques.
-Me encantan- dejando un beso en el hombro de Volkov, pisando el suelo bien se alejo hasta la barra de la cocina. Una pregunta llegó a su mente, no habían hablado de ello desde que lo presento a su padre como su pareja.
-¿Y...después de esta noche...-comenzó a formular la pregunta un poco tímido- somos oficialmente pareja?
Viktor sonrío, dejo la espátula a un lado y tomo las manos de Horacio. Conocía al chico y sabía que esto sería muy poco en aquel momento pero le haría mucha ilusión.
-Horacio...- el moreno sonrió- ¿Quieres ser mi novio?
La sonrisa de Horacio se enanchó.
-¡Claro que sí! - se abalanzo a su oficial pareja enredando su brazo por el cuello del mayor y uniendo sus labios en un beso-
El teléfono de Horacio comenzó a sonar, lo había bajado en sus manos y cuando piso la cocina lo dejo en la barra. Se separaron poco a poco dejando un ultimo beso en los labios. Viktor tomo el teléfono de Horacio y se lo paso.
En la pantalla mostraba el remitente de la llamada.
"Papá"
-Debo irme a casa, debo arreglar unas cosas antes de seguir con mi vida.
-De acuerdo. Pero antes...- Viktor coloco dos platos frente al de cresta- Desayunemos, te dejo en casa y me voy a trabajar.
