Volví mi vista a el, estaba de espaldas y no podía ver mucho su cara pero si sus gestos. Siempre estaba sentado con su computador y una libreta al lado, trabajaba tan concentrado mientras bebía y llevaba papas fritas a su boca. Sonreía bobamente fre...
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4 AÑOS DESPUÉS.
-¡Solntse, llegaremos tarde!
-¡Ya voy!
La pareja terminaba de arreglarse en la habitación de ambos en aquel departamento, adecuado a la perfección para aquellos dos.
Hoy cumplían su cuarto aniversario y habían decidido pasarlo en casa de Gustabo y Greco. Esa pareja que durante mucho tiempo habían negado los sentimientos hacía el otro ahora se encontraban de dos años juntos. Por el otro lado teníamos a Conway. El viejo que durante el tiempo fue sintiendo un gran cariño hacia aquellos dos hermanos. Le había echo una promesa a Charlotte, cuidar de sus hijos. Y lo estaba cumpliendo.
Ni el mismo Volkov habría creído que Jack, Gustabo y Horacio se llevaran tan bien como si fueran padre e hijos. Aunque Jack no lo admitiera le gustaba pasar tiempo con los dos gilipollas que le hacían reír con lo más estúpido. Diría lo mismo de Volkov y Greco pero con ellos paso muchos años a sus lados.
Cuando cumplieron dos años de relación, Volkov decidió proponerle a Horacio que se fuera a vivir con el, así dejándole la casa sola para Gustabo, acepto. Nunca había pensado que Horacio tenía tantas cosas, su departamento gris se había convertido en un departamento colorido. Aunque en realidad no se quejaba, Horacio le había dado vida a ese lugar.
Horacio dejo el delineador en su lugar y con ayuda de Volkov se coloco la gabardina, el ruso dejo un casto beso en su hombro antes de tapar aquella parte del moreno. Aprecio por el espejo frente a ellos como iba vestido Horacio, sostuvo la cintura del menor mientras viajaba su vista por todo su escultural cuerpo.
Horacio vestía con una camiseta negra trasparente que dejaba un poco a la vista su torso marcado, los pantalones azules remarcaban sus muslos. Sonrió al sentir el contacto de los labios de Volkov en su mejilla derecha.
-Te vez hermoso, Solntse- susurro en su oído-
Dando media vuelta aún sin soltarse del agarre planto sus labios sobre los de Volkov. Después de un rato se separo casi de golpe por la falta de aire. Con la misma sonrisa de enamorado en su rostro.
-Tienes razón se nos hace tarde- dio dos pequeños golpecitos en la mejilla del ruso dejándolo deseoso por el beso. Se separo de el, saliendo de la habitación.
Volkov ya estaba acostumbrado por esa maña de Horacio, lo besaba intensamente y después se iba. Ya luego se lo cobraría en la cama.
Tomo su chaqueta de cuero y salió de la habitación escaleras abajo.
[...] [...]
Volkov estaciono el coche frente aquella casa, muy conocida para los dos. Aquella primera parada que tuvieron en una noche de lluvia. Sonriendo ampliamente Horacio tomo la mano de su novio para caminar al porche de la casa.
