Capítulo 2

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- No quiero que convivir con esos monstruos.

- Es necesario que localices a los Bioterroristas.

Dylan sabía que era necesario, pero es que no le gustaba estar con ellos, su familia le enseñó a odiarlos, y lo hizo muy bien.

- Está bien -accedió para que no pensaran que es un niñito berrinchudo y poder estar más cerca de su meta- ¿Dónde busco?

- La última vez que la cámara detectó uno fue por el centro de la ciudad -le contó Brydon, su mejor amigo.

Brydon es un genio tecnológico, su cabello es castaño y tiene unos peculiares ojos avellana. A pesar de no tener un rango muy alto en el DUP, era un diamante embruto para la organización.

- Aún no entiendo por qué tengo que hacerlo como si fuese un civil. Si me atacan no podré defenderme.

- Relajate, amigo. Si quieres ser el sucesor de la directora Agustine, lo harás bien.

Era el propósito de la vida de Dylan, aunque esta es de las pocas veces en las desearía no tener que seguir órdenes.

Mientras Brydon seguía enfocado en la computadora, el de cabello oscuro veía las imágenes que pasaban por las cámaras; quiere tener una idea más clara de a lo que se enfrenta y de los lugares donde puede buscar.

Entonces un destello paso por la cámara 44.

«Un neónpensó Dylan.

- Regresa unos segundos a la cámara 44 -ordenó Dylan.

Brydon lo hizo en un santiamén y congeló la imagen donde lo indicó su amigo. Se podía apreciar la silueta de un chico corriendo, pero no se veían rasgos definidos solo que desprendía un brillo naranja.

- ¿Hay alguna variación de los neones? -cuestionó Dylan.

- Solo se ha registrado uno.

- Entonces, ¿cómo es posible que este neón esté de otro color?

/ / / /

La mente del joven divagaba mientras caminaba por el centro de la ciudad.

«¿Qué se traen ahora estos Bioterroristas? ¿Acaso estarán evolucionando sus poderes?»

Por supuesto que no conocía la respuesta. Los Conductores son un enigma, y la directora Agustine es la única que tiene acceso a la información más reciente y detallada sobre el tema. Esa es una de las cosas que incitan a Dylan a seguir esmerándose.

Con el ruido de un trueno retumbando por todo Seatle, el agua comenzó a caer. Conforme a las gotas se hacían mas grandes, el chico tuvo que refugiarse en una cafetería cercana.

El local era pequeño, pero cómodo. Parecería que todos los que frecuentaban el establecimiento se conocían entre ellos, lo cuál era muy poco común en las ciudades como esta.

Aunque el espía encubierto del DUP no tenía hambre, se había mojado un poco con la lluvia, por lo que se le antojó una bebida caliente. Dylan tomó asiento cerca de la ventana, para estar atento a cualquier señal de un Bioterrorista, pidió un café americano bien caliente y sin azúcar.

Las gotas se paseaban armoniosamente por el cristal frente a él. Conforme la gente llegaba para refugiarse como él, los vidrios se fueron empañando; así que decidió pedir el café para llevar y salir de ahí. Pero en ese momento, él entró por la puerta.

En su cabello rubio había gotitas, como las que rocío deja en las plantas por la mañana. Solo traía puesta una sudadera delgada para cubrirse.

Algo llamó la atención de Dylan sobre ese chico, no sabía lo que era, pero simplemente dejó que le sirvieran el café en una taza y se sentó en la barra que está frente a las máquinas de café. El rubio misterioso se sentó a dos bancos de él.

Dylan no podía creer la poca discreción con la que miraba a aquel chico, quien no tardó en notarlo.

«A la mierda todo» Pensó.

Se levantó y tomó asiento justo a lado de aquel rubio que le devolvía la mirada.

Mi brillo lo causas tú (Dylmas) |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora