Capítulo 31

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Tocaron la puerta y Shai fue a abrir.

- ¡Brydon! -exclamó feliz.

La rubia pensó en abrazarlo, pero sabía que eso de las muestras de afecto no son lo del chico de gafas. Su rostro se mostró sorprendido al ver a una chica de ojos verdes atrás de él.

- Hola, Shai.

Entraron y en la sala estaban Dylan y Theo esperando, además también les sorprendió ver a Bry acompañado.

- Chicos, les presento a Jo, una amiga que acabo de conocer.

Dylan no lo podía creer, su mejor amigo traía a una linda chica de la mano, incluso por un momento se olvidó del motivo por el que estaba enojado con él.

- Mucho gusto, -dijo Dyl- me llamo Dylan.

- Es el idiota de O'Brien -añadió Brydon.

- Cállate, Jacobsquen.

Jo estaba nerviosa, sus manos temblaban un poco y se mantenía callada.

«¿Qué demonios está pasandopensó.

- No les hagas caso, Jo. Soy Shai, mucho gusto.

Quizá en un principio Jo sintió celos de aquella chica, pero se sentía mejor con otra mujer con ella.

- Y yo soy Theo -agregó abrazando a Shai por la cintura.

Ahí se dio cuenta de que eran pareja.

- Hola -habló por fin.

- Ahora sí, ¿puedes explicarnos por qué no contestabas? -dijo Dyl.

- Pero tiene que explicarme lo que sucedió -exigió Jo.

- ¿Lo que sucedió? -preguntó Shai con el ceño fruncido- Explícate, Jacobsquen.

Brydon sentía que perdería la cabeza en cualquier momento. ¿Con qué podía comenzar? No es como que esto sucediera todos los días y supiera exactamente que hacer, y mucho menos porque las palabras no eran lo suyo.

- Cálmense, -pidió- les dejaré todo claro, pero ni se les ocurra interrumpirme.

Los cuatro asintieron lentamente, y Brydon comenzó a narrar explicando lo que sucedía a Jo.

/ / / /

- ¿Cómo que no había nada?

Enterró un pedazo de concreto en la pierna del hombre, este soltó un grito desgarrador y cayó al suelo.

- No tenía nada en su computadora, directora Agustine, lo juro, revisamos muchas veces.

- Él nos robó unos archivos, estoy segura de ello, pero es demasiado listo para ustedes.

La mujer caminó lentamente de lado a lado. Sabía el gran intelecto que Jacobsquen tenía y por ese motivo es valioso y peligroso a la vez. Tiene que decidir lo que hacer con él.

Sacó el pedazo de concreto de la pierna del hombre.

- Puedes retirarte -dijo con voz fría, dirigiéndose a su escritorio.

- ¿Quiere que busquemos al muchacho para arrestarlo?

- No, no hagan nada todavía, esperen mis órdenes.

Lentamente el hombre se levantó y salió de la oficina. En cuanto se había ido, la directora cerró la puerta.

- Este juego lo pueden jugar dos, señor Jacobsquen -susurró.

La mujer presionó un botón, revelando una entrada secreta.

/ / / /

La noche llegó, todos los Akomish ya se habían ido a dormir, sólo quedaba Thomas quien estaba sentado al borde de un barranco. Disfrutaba la paz de ese lugar, le ayuda a pensar con claridad.

Mi brillo lo causas tú (Dylmas) |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora