Capítulo 37

828 83 49
                                    

Se siguieron besando apasionadamente, y poco a poco, Thomas quedó sobre Dylan, solo se separaron un momento porque el rubio quería decir algo.

- ¿Podemos ir lento? Es que quiero disfrutar cada instante.

- Por supuesto -susurró Dylan, quien no dejaba de maravillarse de los ojos del otro.

Sus labios volvieron a tocarse, pero esta vez se movían a un ritmo más lento sin dejar a un lado la pasión. El morocho tenía sus manos en la espalda de Thomas, y comenzó a descendiendo hasta su trasero, donde tomó ambos glúteos entre sus manos y los apretó con delicadeza. Aquello causó que Sangster se estremeciera y gimiera durante el beso, lo que le gustó a Dylan, así que repitió el movimiento.

El rubio hizo un camino de besos pasando por los labios de O'Brien, sus mejillas y su cuello donde permaneció besando, lamiendo y mordiendo ligeramente la piel se su amado.

- Tommy -jadeó Dylan mientras ladeaba la cabeza para darle más acceso a Brodie.

Los dedos del Conductor empezaron a desabotonar la camisa azul que usaba Dyl, y cada vez que un botón se desabrochaba, Thomas daba besos en la piel descubierta. Los gemidos y gruñidos del morocho eran música para los oídos del rubio. En cuanto la camisa quedó totalmente abierta, Brodie paseó sus manos por el torso de Dylan, maravillándose de la suavidad de su piel.

- Eres muy hermoso -susurró el rubio.

- Tú eres precioso -contestó el morocho mientras metía sus manos bajo la playera de Thomas.

Sangster volvió a besarlo dejando de ambas lenguas danzaran al ritmo de sus corazones. La playera de Tom empezaba a resultar incómoda para ambos, así que se separaron un momento para que pudiesen deshacerse de esta. Dyl tomó la nuca de Tommy y unió sus labios, después lo empujó de tal manera que la cabeza del rubio quedara en la parte baja de la cama y O'Brien sobre él.

Las temblorosas manos de Thomas fueron a los hombros de su novio para deslizar la camisa azul y tuviera acceso a la ancha y fornida espalda de Dyl. El morocho se inclinó un poco más con la intención de que el pecho de ambos estuviera en contacto, y como respuesta el rubio rasguñó la espalda de O'Brien.

- Joder, Thomas, hazlo de nuevo -suplicó.

Así lo hizo. Pronto se devoraban las bocas una vez más y lo de ir lento se fue al carajo. Se sentían tan necesitados uno del otro que ya no lo aguantaron más.

Esta vez se sentaron. Thomas tenía sus piernas alrededor de la cadera de su amante y a se aferraba a su cuello como si la vida le fuera en ello. Dylan lo abrazaba por la espalda baja, sintiendo como el placer empezaba a consumirlo, apretó más a Thomas contra él y sus miembros chocaron. Ambos soltaron un gemido sonoro.

- Dyl, -susurró el rubio en el oído del morocho- esos pantalones hacen que tu trasero se vea exquisito, pero no lo necesitas ahora.

- Tienes razón -su voz denota excitación- ¿por qué no me los quitas, bebé?

- Con mucho gusto.

Se dieron un pequeño beso y Sangster prosiguió a, técnicamente, arrancarle los pantalones con todo y ropa interior a Dyl.

En un principio, Thomas se había sentido nervioso, quizá un poco asustado; jamás llegó hasta ese punto con nadie, porque no tenía tiempo para amar a alguien de esa forma, estaba muy ocupado manteniéndose con vida. Pero al tener a Dylan totalmente expuesto ante él, sentía el ser más feliz y afortunado del mundo. La mejor primera vez que pudiera pedir.

Dylan había experimentado placer con Lydia, sin embargo, no se comparaba con lo que Tommy le hacía sentir. Se olvidó de lo que pasaría esa misma noche, se olvidó de la posibilidad de que fuera su primera y última vez con Sangster, se olvidó de la existencia del DUP, se olvidó de la guerra en la que se encontraban, se olvidó de sus padres, se olvidó de cualquier preocupación; en su cabeza solo cabía la idea de que amaba a Thomas Brodie-Sangster, solo eso.

Mi brillo lo causas tú (Dylmas) |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora