Capítulo 13

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Subieron unas enormes escaleras y Thomas seguía sorprendiéndose del lujo que lo rodeaba.

El rubio sabía que se perdería de no ser por Dylan, quien lo guiaba por los enormes pasillos y habitaciones.

- Esta será tu habitación -dijo Dylan mientras abría una puerta.

La habitación estaba conformada de paredes blancas, un candelabro de cristal sencillo, muebles color chocolate, una cama king size con colchas azules y un balcón con vista a la entrada.

- Si me necesitas, mi habitación es la de enfrente.

Thomas no contestó, porque de repente se le vi no a la cabeza la idea de que ayer estaba durmiendo en una silla de escritorio, y hoy está en una enorme para él solo. Le recordó a sus amigos y que no sabía su paradero.

- Gracias, Dyl... Pero, ¿podría pedirte otro favor?

- Claro -contestó muy seguro.

- ¿Me ayudarías a encontrar a mis amigos?

- No descansaremos hasta encontrarlos, Tommy.

El rubio sonrió y se lanzó a los brazos de O'Brien, este chico lo hacía sentir como si su vida pudiera mejorar. Dyl, no se quitaba la escena de si casi beso de hace rato y en un impulso, se separó un poco de Thomas, tomó su nuca y lo besó con mucha desesperación.

Sangster reaccionó, le devolvió el beso, incluso si no tenía claro si sentía algo por Dylan. Era la mejor sensación que ha experimentado, y aunque tuvo una novia en Inglaterra nunca sintió algo así cuando la besaba. Decidió ya no pensar en ella, porque lo había dejado por ser "diferente".

Los brazos de Brodie rodearon el cuello del de cabello oscuro, mientras que este llevaba sus manos a la cintura del rubio; pero no se detuvo ahí, continuó bajando hasta llegar a sus muslos, donde lo levantó y obligó a enredar sus piernas en sus caderas.

Todo subía de tono, ninguno lo detenía. Tanto Dylan como Thomas necesitaban del otro, justo ahora.

Sin embargo en ese momento, el celular de Dylan comenzó a sonar. El pelinegro recostó a su acompañante en la cama, se separó un poco para sacar el teléfono.

- Seguro puede esperar -dijo con una sonrisa en el rostro.

Dejó el aparato en la cómoda y volvió a besar a Sangster, quien no perdió el tiempo y le saco la camiseta azul marino que traía. Paseó sus manos con desesperación por el torso desnudo de Dylan, y causo que este gimiera en su boca.

De nuevo el celular sonó. O'Brien gruñó de frustración, no quería que el momento se perdiera, no así.

- ¿Seguro de que no es importante? -preguntó el rubio, jadeante.

- No quiero contestar -respondió Dylan contra su cuello y comenzó a besarlo.

- Dyl, contesta y te prometo que seguiremos hasta que ya no podamos mover ni un músculo.

O'Brien sonrió pervertidamente levantando las cejas y aceptó, claro que antes le dio otro beso en los labios. Se levantó para atender la llamada afuera.

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Definitivamente se estaba saliendo de control. Ya nada parecía tener sentido para Brydon, y necesitaba decirle a Dylan toda la garlopa que sucedía, antes de que descubrieran lo que hacía.

Para su suerte, su mejor amigo no contestaba y eso era raro de por sí. Estaba desesperado, caminando rápidamente de lado a lado dentro de su pequeño cubículo de trabajo.

- ¿Bueno? -se oyó del otro lado de la línea.

- ¡Carajo, Dylan! Me tenías preocupado.

Mi brillo lo causas tú (Dylmas) |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora