Siempre acabo enamorada de capullos.

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Me levanto animada de la cama.
Me visto rápidamente con unos shorts y una camiseta y bajo a desayunar.

Nicolás, ya me ha preparado el desayuno.

-Tus padres ya se han ido a ordenar el papeleo del trabajo.-me informa.

-Yo voy a ir a dar una vuelta.-le sonrío.

-Ten cuidado.

Asiento mientras me levanto y buscando mi long board con la vista.

-¡Adiós!-me despido, saliendo por la puerta.

Pongo la long board en el suelo y me subo, dándome impulso.

Voy por varias calles hasta que en un cruce una moto se salta un stop y choca con la punta del pongo board, haciéndome caer al suelo y partiendo el skate por la mitad.

El motorista se levanta corriendo y me ayuda a levantarme.

-¿Estas bien?-pregunta.

-Te has saltado un stop.-levanto una ceja.-Y por encima me has roto la long board.

Me cruzo de brazos.

El chico se quita el casco y me sonríe.

-Lo siento.

-Jesus.-suspiro, sonriéndole.

-Dani.-intenta engañarme.

Lo miro a los ojos levantando las cejas.

-Venga Jesus, ahora me tienes que llevar.-le sonrío, subiéndome a su moto.-Venga, vamos.

Me mira y pone los ojos en blanco.

-Eh niña rica, que no soy tu sirviente.-me pica, subiéndose a la moto.

-Ya, pero me has roto mi transporte y me tienes que llevar.-sonrío.-Y si no te gusta, la próxima vez no te saltes un stop.-le doy una palmadita en la espalda.

-¿A donde, señorita?-se ríe.

-A la primera heladería que veas.

-Agárrate.-dice, señalando su cuerpo.

Levanto una ceja y sonrío.
Deslizo mis brazos a la parte trasera de la moto y me agarro al frío hierro.

Jesus suelta una carcajada y enciende la moto.

-Ya hemos llegado,guapetona.-para la moto.

Pego un salto y me arreglo la ropa.

-Gracias.-le sonrío, dándome la vuelta.

Aparca la moto y viene detrás de mi.
Y me alegra, no se porque.

-¿Que haces?-sonrío.

-Me apetecía un helado.-me guiña un ojo.

-Ah, pues perfecto.-me río.-Va, invito yo, que me has traído.

-De eso nada, te he roto el skate.

Lo fulmino con la mirada.

-¿te crees que me vas a ganar a cabezota?-levanto una ceja.

-Puede.

-¿Puede?-lo intimido con la mirada.

Sonrío triunfante.

-¿De que lo quieres?

-mm... frutas del bosque.

Pego una carcajada.

-¿Que?-me mira raro.

-Nada, nada, que ese también es mi favorito.

....

Le doy su helado y sonrío.

-Gracias.

-De nada Jesusito.-sonrío.

-Ven, que te enseño un poco esto.-me tiende la mano.-Este lago es precioso.

¿Quiere que le de la mano?
JAJAJAJAJAJAJA.
Algo que no soy es fácil.

-Vale, pero se andar sola.-le guiño un ojo.

-Bella ya no es tan dulce.-suelta una carcajada.

Lo fulmino con la mirada y le doy un pequeño codazo.

-Jesus, luego me vas a llevar a casa y lo sabes.

-Hombre, nunca dejaría a una dama tirada.

Levantó una ceja y lo observo.

-¿Qué?-pregunta.

-Tienes piñata de ser un gran capullo.-le digo mientras el me mira raro.-Pero siempre acabo enamorada de capullos.-susurro para mi, y no lo oye.

Profundas miradas. {jdom}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora