MasterVale

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—¡Vale, de verdad no necesitas cocinar! -escuché su reclamo desde el living.

Ya no había incomodidad alguna. Pasábamos en mi depa o en el de él, a veces salíamos fuera o con nuestros amigos en común.

Conocí más personas, el Alex hizo más amigos, nos conocimos un poco más. Pareciera que ya no queda nada que saber pero siempre encontramos un tema en donde tenemos opiniones distintas o alguna maña que no notabamos antes.

—¡Mentira! Yo si quiero galletas! -animoso, gritó el Santi.

—¡Santiago! Comportate y apoyame po weon -reclamó el mayor.

La señora Margareth tenía una reunión importante en su trabajo y le pidió al Alex que lo cuidara. Y bueno, justo yo estaba aquí.

Señora porque aún no nos conocemos bien, y hay personas que no les gusta que les llamen tía... Y porque tengo que dar buena impresión obvio.

Seguí moldeando las pequeñas masas y aplastandolas un poco para que no quedarán tan gruesas.

MasterVale, ¿que te creí? Remy de ratatuille preocupate.

Sentí unas manos en mi cintura y luego su mentón en mi hombro observando lo que hacía.

—Ale no, nos puede ver el Santi y va a pensar mal o algo... -dejó un beso en mi mejilla, junto a un "shh".

Puta pero es que si me convence así...

—Tranqui, esta pegado en la tele. Uh ¡se ven muy ricas!

—Obvio, las hice yo -webie.

—Pero puedo asegurar que la repostera está más rica -juguetón intento darme un piquito pero lo esquive.

—Ya po -alargue la última vocal- y yo tengo noventa, sesenta, noventa.

—No las necesitai, cualquier medida que tengas te queda bien.

Jugueteamos un poco más mientras esperábamos que el horno se precalentara.

—Oye amor... -llame su atención ya que estaba sentado viendo su teléfono.

—Dime, ¿que paso?

—Tu mamá va a llegar cansada de la pega y se va a tener que ir altiro a hacer onces igual... ¿Podemos invitarla a tomar tecito? Prometo que hago todo!

Con mi mamá también quise ser así siempre, pero pasaba super ocupada con la pega. Igual cuando me llega a visitar yo le sirvo todo pero me hubiese gustado ser más de ayuda cuando chica.

Jaló de mi hasta quedar sentada encima de sus piernas. Valentina, no intentes lo que estai pensando... hay un niño presente.

La reconchesusrulos.

—Eres un amor de persona, ¿lo sabes? -negué intentando bajarme pero no me dejo- sola no, pero sí, puedes hacer lo que quieras amor.

¡No me digai esa wea cuando estoy arriba tuyo po weon! Ni que uno fuera de fierro!

—Y-ya... Ya bueno... -tartamudeé porque me siento totalmente cohibida.

Yo suelo ser la dura, pero este hombre me pone de una manera inexpresable.
En el buen sentido de la palabra.

Cochina culia.

—¿Por qué tartamudeas? Mmm? -indagó juguetón, moviendo el pelo que estaba en mi cuello hacia atrás- ¿estai nerviosa de que te pueda hacer algo?

Estoy nerviosa de perder el control y hacer algo impulsivo...
Como saltarte encima y hacerte mío ahora mismo, por ejemplo.

Me mandó a la chucha po, que te digo.

Mala suerte culia!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora