Jugar con fuego

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*Capítulo más largo y con partes más hornys ah*

—Fueron los 3 días más estresantes de la vida weon... -se quejó el Alex, mientras se vestía sin mucho cuidado.

Concuerdo totalmente. Se portó como el pico la mayoría del tiempo. ¿Por qué? Porque no podía dejar de lado la calentura! Caliente de mierda weon.

Ellaaaa! Los dos estábamos igual a decir verdad, porque uno provocaba al otro. Pero mi sentido racional no dejaba que pasara nada estando en su estado.

¿Ven lo madura que soy? Impresionante. Aunque luego quedaba tan explosiva que me era casi imposible quedarme dormida después... Madura y todo pero no quita que ambos quisiéramos darnos y no consejos.

Igual hubieron momentos lindos, no todo fue subidones de temperatura. Por ejemplo cuando lo ayudaba a bañarse y terminábamos ambos mojados y riendo porque el espacio era muy pequeño. O cuando me dejaba peinarle sus rulitos hasta que dormía.

—Estas reclamando como un ogro gruñon y vinieron a visitarte... -se giró en cuanto las garritas de Kai sonaron en el piso- tu hija extraño mucho a su papi.

Despacio se agachó a tomarla y ella tiernamente resfregaba su carita en su pecho ronroneando.

—Quién está más grande, ¿a ver? Kai eres una bolita un poco más gordita y linda ahora -sonreí ante la escena.

Mi mamá me había hecho el favor de cuidarla por estos días y ahora había pasado a mi depa a buscar ropa, materiales y a ella de paso.

—Debería quitarle a su papi porque anduvo de gruñón todo el tiempo... -opine llamando su atención- Pero la escena es demasiado tierna para hacerlo.

—Me has llamado "papi" indirectamente dos veces, amor... -se rio sonoramente- Y Kai esta cómoda en mi, dejala... Weon te juro que solo quiero llegar a dormir junto a las dos.

—Por que lo eres... -sonrió coqueto- de Kai claramente. Y sí, yo también necesito llegar a bañarme y dormir cómoda.

Sonreímos y entró su mamá junto al Santi.

—Ven y abrázame, enano -abrió sus brazos con cariño y su hermano negó.

—No quiero, hace calor y quiero ir a tomar helado -soltó con molestia.

—¡Santiago! -lo regañó ella mientras el pequeño se cruzaba de brazos.

—Tía, lo gruñón es de hermanos parece... -opine riéndome.

—No hay duda, a ver, no importa ¡ven para acá yo te abrazo!

El Alex hizo una mueca de desagrado.

—No ya no quiero, tu eri muy bruta mamá me apretas caleta.

—Luché para tener un día libre por las puras... -se quejó resignada pero al final él igual se acercó a abrazarla

—Ya mucho, vamos que quiero mi tranquilidad de vuelta.

El camino a su departamento no fue tan silencioso, ya que claro esta, que tener a un niño chico en un auto, con calor, y aburrido no es buena idea. Pero logramos llegar y el Alex se fue derechito a la ducha.

Mala suerte culia!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora