Capitulo doce.

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Pestañeó una vez, él estaba ahí, plasmado como la última vez que lo vió. Pestañeó dos veces, el escenario no cambiaba. Pestañeó tres veces, todo seguía igual.

Todo lo que él pensó que imaginó, era efectivamente real.

—Juré que tenía algún problema con la esquizofrenia pero aparentemente no es así —Dijo Frank Morrison, asesino coronado por liderar el grupo de "La Legión" y por su característica habilidad a la hora de matar conocida como el frenesí— Oh —Sonrió el castaño cuando se giró a mirar a Danny Johnson, el cual tenía sus azules ojos como el zafiro clavados en él— Te despertaste. De no ser así, me temo que te habría tratado de despertar a golpes.

—Qué cálido desayuno —Murmuró, mientras se cruzaba de brazos y trataba de caminar por su cuenta pero los brazos de Frank se lo impidieron. Molesto, miró al suelo y se percató de que los dos estaban tumbados ahí, solo que él, se encontraba encima de la entrepierna de Morrison, lo cual, lo hizo tragar duro— Tengo que... Cumplir con una misión.

Frank ladeó la cabeza, confundido, ya que Danny estaba castigado, por lo cual, su única opción de cazar en las persecusiones se hallaba bloqueada por la falta de profesionalidad con el trabajo de este.

—¿Eh? Estás castigado, Danny. Es imposible que tengas que hacer algo más que quedarte conmigo.

Quedarte conmigo”.

Esas dos palabras se quedaron revoloteando en la cabeza de Danny, flotando alrededor de sus emociones, perpetuando en ellas al punto en donde lentamente, un ardor en sus mejillas se presentó.

El corazón también le daba otra respuesta.

—Tonterías —Inquirió mientras negaba con lentitud la cabeza— ¿Crees que le haré caso a esa bola de cables? ¡Recomendaría de su parte una cirugía plástica! —Exclamó, refiriéndose al doctor, llamado comúnmente como "Herman Carter".

Frank quiso echarse a reír, pero antes, hizo una cruz en sus labios y carcajeó.

—Que Herman no te escuche, Danny. He rezado por ti para evitar el día en donde te desfiguren el rostro por chistosito —En ese instante, Frank amó la expresión facial que hizo Danny cuando oyó aquellas tenebrosas palabras, ya que le había cambiado completamente la cara.

—De ser así, me veo en la obligación de entregarle mi culo —Grave error. Frank rodó los ojos, algo molesto por el intento fallido de bromear de parte de Danny.

Cuando Frank estuvo a punto de golpearlo en la sien con un objetivo de vengar sus sentimientos. Un leve soplo del viento les llamó la atención y luego, un cuervo negro, aleteaba desesperadamente desde la distancia.

—¿Y eso es? —Preguntó Danny mientras entrecerraba los ojos con la intención de enfocar su vista, hasta que le vió la forma al ave— ¿Otro aviso?

Los dos asesinos sabían perfectamente lo que significaba. A parte de que hubiese otro cuervo encima del marco de la ventana, estaban seguros del que estaba llegando, se trataba de un aviso de parte del escuadrón de asesinos.

Generalmente se utilizaban a los cuervos para comunicar mensajes ya que estos aves, en el reino del Ente, tenían la capacidad para hablar o hasta para incluso mantener una fluida conversación con el hablante.

Como bien se esperaba, el gran cuervo se acercó a la ventana y abrió su pico para decir un par de palabras.

—¡Deben dirigirse a la procesadora de carne Gideon! —Gritó con su chillona voz, la cual en cierto punto podía llegar a aturdir, aunque Frank y Danny estaban más que acostumbrados a ello— ¡En la zona central! ¡Los llama el escuadrón!

Licor → Frank Morrison x Danny Johnson ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora