Capitulo tres.

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🖤 ¡Nuevo aviso!

Refiriéndome a los capítulos anteriores, no les iba a dejar lo bueno tan fácil.
Dejando de lado eso, espero a que les esté gustando y que sea de su agrado la historia tanto como mi redacción.

Disfrute la lectura, mi lector.

(っ˘з(˘⌣˘ )


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Desde hace tiempo había perdido la noción del tiempo, como siempre, estando allí, recostado en el viejo sofá de cuero, con los brazos detrás de la nuca y las piernas abiertas de lado a lado.

Frank Morrison, sus ojos verdosos destacaban bastante debido a la luz que impactaba en ellos, aclarando más el vivo color verde pasmado en sus dos órbitas. Si no fuera por su belleza, la gente no creería en el hecho de que era un asesino sanguinario, sino un simple delincuente por sus tatuajes y la famosa cicatriz que resaltaba en el puente de su nariz.

El hombre suspiró, estresado, sin conocer algún motivo para levantarse de aquél sillón en donde estaba sentado. Pensó, pensó y pensó, buscando entre sus perdidos pensamientos alguna cosa para hacer en ese preciso momento.

Hasta que un recuerdo fugaz se atravesó en su mente.

"-¡Frank! ¡Fíjate! -Danny apuntó con el dedo índice la fogata, la cual estaba normal como siempre, pero Johnson creía lo contrario- Me dijo imbécil... Eso no lo puedo permitir de ninguna manera.

Mientras que Frank continuaba bebiendo de la botella de alcohol, de la nada, Danny trató de patear el fuego pero unas pequeñas llamas que atraparon su pie, lo hizo chillar como una cabra.

El asesino se atragantó con el propio líquido debido a las carcajadas que, inevitablemente, se escaparon de sus labios, mientras que su compañero, saltaba con un pie, soplando al restante".

Frank, inevitablemente sonrió aunque fue inevitable el hecho de que sus más lindos recuerdos se viesen interrumpidos por uno claro, el cual, no le prestó la importancia que debía en ese momento.

Danny, tambaleando hacia él, con las piernas temblorosas y quejidos llamativos escapándose de sus labios mientras que su cuerpo, era víctima de una clara relación sexual intensa.

Al recordar esa memorable escena, el corazón se le aceleró, como era de costumbre cada vez en donde recordaba a Johnson.

Se sintió confundido, como si algo estuviera llamándole, algo el cual, trataba de indicarle que se diera cuenta, pero... ¿De qué exactamente?

Trató de recordar, pero de solo intentarlo, la cabeza le dolía intensamente. El hombre rechistó molesto, era lo suficientemente bueno como para cazar a personas inocentes y asesinarlas de la manera más despiadada existente, pero era incapaz de recordar una noche.

De una vez por todas, Frank optó por levantarse del sofá, provocando que los huesos de sus piernas y caderas crujan, algo que en parte, relajó al asesino por el satisfactorio sonido que estaba acostumbrado a escuchar.

-¡Ding dong! -Una chillona voz hizo parar en seco a Frank, el cual, desde el rabillo del ojo, miró la puerta de la entrada a la cabaña- ¡Llegó su orden!

El castaño giró sobre sus propios pies y avanzó hacia la puerta. Divisó el pequeño orificio que estaba en ella y se acercó, viendo desde esa rendija, una figura masculina, particularmente conocida para él.

Licor → Frank Morrison x Danny Johnson ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora