XXXVIII

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Kayler's POV:

Memoricé cada una de las posibilidades que podían suceder este día. Inclusive, las que eran muy poco probables que ocurrieran.

Primero estaba el hecho de que podía llegar tarde. Perdería el avión, y muy probablemente, la bienvenida junto al tour por el internado, el cual, era mi razón para irme dos semanas antes de ingresar en realidad.

Había estado así los últimos dos días. Cuestionaba todo con mis padres, preguntándoles cada cosa más de dos veces, solo para asegurarme de que todo saldría bien, y que no había ningún problema. Supongo que los nervios y el tiempo libre que se me había generado las últimas semanas, no eran una muy buena combinación.

Desde año nuevo, he tenido mi cabeza repleta de pensamientos y absurdas inseguridades. Noah y yo habíamos disfrutado los días siguientes, saliendo a recorrer los alrededores de la ciudad, haciendo cosas que en nuestra vida habríamos podido hacer por voluntad propia, y sobre todo, gozar de nuestra relación hasta que esta fuese inexistente.

La decisión se había tomado.
Ambos comprendimos que no lograríamos resistir tanto tiempo tan alejados del otro, y que con mi obsesión por siempre querer dar lo mejor de mí, y su meta de ser el primero de su clase este año, sería imposible una relación a distancia. No era que no creyéramos en que era posible, o que acabaríamos engañando al otro. Más bien era una preocupación y tiempo que, a decir verdad, no teníamos de sobra.

Amo a Noah, y jamás en mi existencia querré vivir sin que él esté cerca de mí y mis logros. Pero también me amo a mi misma, y no me exigiré el doble para cumplirle a una persona que, aún cuando quiero que sea parte de mi vida de inicio a fin, quizás en cinco años no esté más para mi, y yo haya postergado mis sueños y metas por él.

Podía sonar egoísta, y quizás lo era, pero Noah lo comprendió, me escuchó y lloró conmigo cuando supimos que aquel sería nuestro último día.
Era la mejor relación que había formado en mi vida. Había madurado con Noah, había aprendido junto a él, y cada meta que me propuse superar luego del abuso que sufrí, él siempre estuvo para felicitarme.
Simplemente, era una persona que no podía perder, y no me permitiría hacerlo.

Mi cama estaba hecha a la perfección. Había acomodado una colcha encima del colchón vacío, para que así aparentara que estaba armada, y que, en realidad, no la dejaría allí hasta las vacaciones de invierno.

-. ¿Puedo entrar en tu maleta?.- La voz de Jupiter me obligó a voltear hacia la puerta de mi cuarto. Mi pequeña hermana se encontraba apoyada en el marco de esta, con una clara expresión de tristeza en su rostro.

-. Allí dentro te ahogarías, y de seguro te golpearías por el movimiento brusco de los aviones.- Intenté bromear, dedicándole una sonrisa burlona, la cual ella no correspondió.

-. No quiero que te vayas.- Volvió a quejarse con el mismo tema, haciendo un puchero.- P-Podrías estudiar conmigo en el preescolar.

No pude evitar reír ante su propuesta, y me acerqué a ella hasta que tuve que inclinar mi cabeza hacia abajo para mirarla.

-. Es una idea tentadora. Pero lo que quiero estudiar, lamentablemente no lo puedo estudiar allí,

-. ¿Por qué no?

Su voz sonó ahogada, y fue cuando noté las lágrimas caer por las orillas de sus ojos, resbalando por sus cachetes hasta caer por su cuello. Tuve que inhalar profundamente para no romper en llanto con ella.

-. Porque tengo dieciocho años, y tú tienes ya casi cuatro años, Jupiter. No puedo aprender lo mismo que tú, porque esas cosas yo ya las conozco.

-. Pero...- Un pequeño sollozo se escapó de sus labios.- te voy a extrañar.

Fɪɴɢɪᴇɴᴅᴏ sᴇʀ ɴᴏʀᴍᴀʟ.® (Wattys 2022)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora