Atrapando Mortifagos.

Lucius Malfoy.

Familia Malfoy unida nuevamente.

Mis queridos lectores, el día de ayer en la noche Lucius Abraxas Malfoy se ha entregado a las autoridades. Como han leído, la cabeza de la familia Malfoy entró junto a su esposa e hijo por las puertas del Ministerio aceptando pasar por todo el proceso para ser enjuiciado por sus crímenes cometidos bajo el mandato del-que-no-debe-ser-nombrado.

Al parecer el patriarca ha aprovechado las últimas semanas desde el término de la guerra para poder pasar tiempo con su familia y en cuanto el Ministerio puso una orden de búsqueda y captura ha decidido entregarse.

No sabemos qué ocurrirá con está familia que ha caído en desgracia pero los mantendremos informados.

Harry recordaba haber sentido envidia por Draco, su familia parecía haberse derrumbado y a pesar de eso seguían unidos. Lucius probablemente iba a pasar toda su vida en Azkaban y a pesar de ello lo único que le importaba era su familia.

Si un mortifago podía hacer todo lo que hizo Malfoy, entonces ¿por qué sus padres decidieron abandonarlo en el mundo muggle? ¿Por qué no fueron por él como tantas veces había soñado? ¿Lo habían olvidado por completo?

—Soy Charlus Potter, estoy feliz de conocerte.—

—Cariño, no creo que tu hermano...— Harry interrumpió a su madre antes de que pudiera decir otra palabra.

—Lloré cada noche durante años esperando que mis padres fueran por mi y me sacaran de aquel horrible y frío armario. Cada navidad pedí que me regresaran a mi familia y así poder recibir algo de amor. ¿Ahora llegan con otro hijo sin remordimiento de todo lo que sufrió el que abandonaron?— El silencio después de las palabras del ojiverde siguió por algunos minutos hasta que queriendo evitar los malos recuerdos del pelinegro Snape cambió el tema.

—¿Entonces cómo sobreviviste Albus?—

—La maldición se detuvo gracias a un amigo y una gran sorpresa de la sangre de Dragón. Y también gracias a ti, mi muchacho. Insistí en que tú cumplieras la misión porque sabía que eras incapaz de lanzar un Avada eficaz. No podía tener esa certeza del joven Malfoy, así que cuando tú creíste cumplir tu misión Poppy y otros sanadores me ayudaron con las heridas provocadas de la caída y dejamos un cuerpo con glamour en mi lugar.—

—¡¿Todo fue planeado?¿Qué ocurriría si hubiera sido capaz?!—

—Eso no hubiera ocurrido.—

—¿Por qué estás tan seguro?— Snape sabía que insistir era un error, pero le alegró ver respuesta aunque no fuera de Dumbledore.

—¡Por que nos tenía a nosotros Quejicus! Estábamos en la torre esa noche, en caso de que fuera necesario pelear.—

—¿Estaban ahí?— La voz de Harry salió débil de sus labios. Era como si en cualquier momento se fuera a derrumbar. —¿Han estado cerca y nunca me lo dijeron?—

—Era por un bien mayor cariño. Voldemort no podía saber que estábamos vivos, comenzaría una cacería y no éramos capaces de afrontarlo.—

—¿Bien mayor? ¿Y qué pasa conmigo? ¿No importaba?— Todos en la sala guardaron silencio tras las palabras de Harry, parecía alguien tan indefenso que hasta Snape quiso consolarlo.

—Estábamos en una guerra Harry, había sacrificios que teníamos que hacer para el bien de la comunidad mágica.— El ojiverde sabía que había lógica en lo que decía su padre, pero aún lo dañaba.

—Bien, pero estuve tres semanas en San Mungo, ¿por qué no fueron a visitarme?—

—Aún no podemos aparecer en público, nuestro estado con el Ministerio es conflictivo. Había papeles de defunción y no podemos volver a la vida como si nada.—