CUATRO

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Besar a Aristóteles parece ser lo mejor y lo peor que Temo pudo haber hecho.

Después de lo que parece una eternidad de sólo respirar a Aristóteles, con las manos de Temo recorriendo el torso y la espalda, enredándolas en el pelo de Aristóteles, caminan con dificultad de regreso al edificio, sus sonrisas son un poco más evidentes incluso para los desconocidos que los rodean.

Aristóteles continua con su artículo, y Temo se excusa para asistir a algunas reuniones que no sirven más que como una distracción para lo que ahora conoce como el "mundo de Aristóteles" que se ha formado en su mente.

La primera vez que Seyn ve a Temo después de su escapada de besos, le echa un vistazo y estalla en carcajadas, con respiraciones pesadas escapando de su boca.

—No puedo creerlo. —Da una palmada en la espalda a Temo, levantándose de la silla colocada en la esquina de su oficina, con vistas a una parte de la ciudad diferente a la que Temo ve todos los días.

Temo no puede evitar reflejar la alegría de Seyn, el recuerdo de Aristóteles capturando sus labios se siente como si estuviera haciéndolo de nuevo.

—No hablaremos de esto. Aquí no. —Temo exhala, sin estar listo para pensar en las consecuencias.

—Oh, ya removiste la mierda. Tiene sus bragas torcidas. Tendrás que tener un sexo apasionado, los dos, —la sonrisa de Seyn es evidente a pesar de estar de espaldas hacia Temo, removiendo los papeles con tal rapidez que parece tener prisa por encontrar algo.

Cuando se da la vuelta, coloca un papel frente al rostro de Temo.

—He encontrado una manera de tener tanto a Alexa como a Florence de una sola vez. Volaré la próxima semana. Debería darte el tiempo suficiente para imprimir sin ningún problema.

Temo puede ver que Sabrina fue quién resolvió todo, su caligrafía distintiva es evidente en la hoja. Recuerda que pronto será momento de dejarla ir, ya que los dos años están cerca; el primero como asistente junior y el segundo como asistente senior. Una ola de angustia se precipita sobre él, y asiente hacia Seyn, diciéndole que están atrasados con noviembre y diciembre.

—Lo sé. No creas que solo porque besaste o te acostaste con alguien todo esto colapsará. —La mirada de Seyn es severa cuando fija los ojos en el rostro de Temo y no vacila, da unos pasos antes de detenerse directamente delante de su mejor amigo.

—Todo esto siempre es frenético. Nunca dejará de serlo. No significa que debas mantener la farsa de fingir que Temo Corcuera tiene una sola dimensión.

Las palabras de Seyn suenan reconfortantes, pero todavía hay terror en los pensamientos adormecidos de Temo, aún cautivados por la forma en que Aristóteles huele y se siente. Su rostro probablemente ya se lo dijo a Seyn, quien trata de ser simpático y gracioso al mismo tiempo haciendo todo lo posible por burlarse de él.

—No estoy seguro de poder seguir a este ritmo —admite, honestamente, porque sabe que puede. Con Seyn puede hacer cualquier cosa.

Seyn lo mira severo por mucho tiempo, algo inusual.

—Escúchame, hermoso, hermoso hombre, —su voz es baja, pero es poderosa y exige respeto—. No tienes que contener nada. Hay doscientas personas trabajando para ti. Ellos ya conocen tu forma de trabajar. Saben lo exigente que eres. La revista no será menos espectacular si Aristóteles Córcega te folla después de trabajar.

La sonrisa de Seyn es hermosa y tranquilizadora, mirándolo en silencio, "está bien."

Cuando Temo todavía parece perdido, por las palabras y por una solución, Seyn cierra la distancia entre ellos colocando sus manos sobre los hombros de Temo.

IN VOGUE | aristemo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora