Hinata Hyuga se enamoró del apuesto adolescente Naruto en el momento en que lo vio por primera vez. Ella tenía ocho años y él dieciséis, no era posible, pero ella sabía en el fondo, que algún día él sería suyo. Y cuando Hinata le dijo audazmente que...
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Retengo mi respiración todos los días, esperando que no me llamé y muriendo cada vez que el teléfono no sonaba.
Un día llegué a casa de la escuela y él estaba en mi cocina. Casi me caigo de trasero cuando lo vi de espaldas casualmente sentado en la isla de la cocina bebiendo una taza de café y hablando con mi mamá.
Me tomó unos segundos captar el hilo de la conversación ya que ninguno de los dos notó que yo estaba allí, y cuando lo hicieron, quería que el piso se abriera y me tragara por completo.
"No, ella nunca tuvo citas, ni una sola vez. Pensé que era asexual por un tiempo, pero cuando le pregunté, se rió y me puso ojitos de huevo. No le he preguntado sobre su vida amorosa desde entonces, pero estoy bastante segura de que no tiene perro que le ladre".
"Entiendo. Casi estoy sorprendido."
"Te diré una cosa. Ella cobró vida cuando regresaste y comenzaste a pedirle que cuidara a tus hijas. Era como recuperar a la vieja Hinata. Sin embargo, no duró mucho... algo le quitó la chispa y no sé qué tiene."
"Tal vez sólo son cosas de adolescentes, ya sabes. Son medio bipolares."
"Oh, no me malinterpretes. Hace tiempo que he aceptado el hecho de que mi única hija es muy rara. Creo que es el precio de todo ese conocimiento que posee. ¿Sabías que es un genio?" Él debe haberle dado una mirada incrédula porque ella asintió y continuó. "Probado y confirmado. No sé de dónde lo saco pero..."
Me di la vuelta y me escabullí de la habitación antes de que se dieran cuenta, luego regresé, haciendo todo el ruido posible. Mamá parecía un poco culpable con un leve rubor en sus mejillas, pero Naruto no pestañeó cuando se llevó la taza a los labios.
"Hola, señor Uzumaki, no sabía que estaba aquí".
"Vino a traer todos esos platos y cosas que le llevaste para Acción de Gracias. Dijo que fue la mejor comida que jamás haya probado". Mamá sonrió con aprobación.
Me arriesgué a mirarlo y se me quedé sin aliento ante la expresión de su rostro. Miré a mamá para ver si se daba cuenta, pero estaba demasiado ocupada siendo buena anfitriona. Tragué saliva y evité sus ojos.
"Señora Hyuga, fue un placer hablar contigo, ahora me gustaría hablar con Hinata sobre cuidar a las niñas esta noche".
"Oh, ustedes dos adelante. Terminaré de hornear los pastelitos que se le atojaron a mi esposo en la mañana, pero primero debo buscar la miel que deje en..." Su voz de fue apagando a medida que fue alejándose.
Quería saber cuánto tiempo estuvo aquí y qué otras cosas vergonzosas había dicho mi madre, pero todos los pensamientos se me escaparon de la cabeza cuando me agarró del codo y me dio la vuelta tan pronto como estuvimos fuera de la vista de mamá.
"¿Qué clase de idiota me creés? ¿Hmm? ¿Que juego estas jugando?" Lo miré con los ojos muy abiertos. Creo que nunca lo había visto tan enojado antes.
