Hinata Hyuga se enamoró del apuesto adolescente Naruto en el momento en que lo vio por primera vez. Ella tenía ocho años y él dieciséis, no era posible, pero ella sabía en el fondo, que algún día él sería suyo. Y cuando Hinata le dijo audazmente que...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Media hora después y todavía no ha aparecido. "Muy bien, chicas, vayamos a buscarla". Mis dos pequeñas ya estaban abrigadas y sentadas en sus asientos para el automóvil.
Compré un Jeep Mercedes para trasladar a mis hijas con más seguridad. Me dirigí a la casa de mi dolor de cabeza para buscarla. Hasta ahora, la pequeña nana había sido la que había estado dirigiendo todo.
Ella fue quien me espero con ilusión y la que 'tecnicamente' abrazo lo que pasó esa noche, yo había olvidado ambas cosas, está bien, le debo un par de cosas. Mi etapa de gilipolleces termino.
Si ella me desea; ella me tendrá, pero en mis términos. Es la afortunada que podrá ver al verdadero Naruto Uzumaki. Esa pequeña y traviesa nana podría haber mordido más de lo que puede masticar.
No me perdí la forma en que se incendió por mí, o la forma en que se desmayó por la emoción. Tendría que estar hecho de mármol si esa actitud de gatito enojado no me gustará. Ella mueve algo dentro de mí, una parte que quiere ser amado tanto, deseado tanto por alguien que es diez veces mejor que cualquier mujer que haya conocido.
Éstos deseos son una de las razones por las que no me acerqué a ella hasta ahora. Quería asegurarme de estar listo para hacer esto de nuevo, apesar de ser demasiado pronto. Sólo espero que Hinata esté en la misma página que yo. Ya le he quitado bastante, ya he herido bastante su pequeño corazón. No iba a continuar con ella a menos que estuviéramos seguros de lo que buscamos el uno del otro.
El hecho de que ella me deseé y de que yo siga soñando con esa noche de pasión debía ser puesta en segundo plano porque ésto no debe basarse sólo en el sexo. Debo ser el único idiota del mundo que no se aprovecha de esta situación. Pero no podía verme haciéndole eso. No es diversión lo que buscó. Quiero el paquete completo.
Quiero a ese ratoncito que solía tener miedo de su propia sombra, pero que ahora tiene dientes. Y lo que es mejor, no tiene miedo de usarlos conmigo.
Cuando ella estaba parada frente a mí, abriéndome su corazón herido, mi polla había estado dura con cada palabra. Si no hubiera salido corriendo por la puerta, podría haberla tenido tendida en el piso de mi sala de estar con su larga faldita de colegiala en su cintura y con su apretado coño envolviendo en mi polla.
Por eso la dejé alejarse de mí, pero la quería de vuelta frente a mí para que pudiéramos encargarnos de nuestros problemas y que podamos seguir adelante, juntos.
No puedo hacer eso si ella está corriendo y escondiéndose de mi.
Su madre abrió la puerta y sus ojos se abrieron como platos, pero la ignoré.
"Hola señora Hyuga, soy yo de nuevo. Hinata y yo llevaremos a las niñas a tomarse fotos con Santa, y pensé en ahorrarle pasar frío."
"Oh, qué divertido, pero pensé que te había dicho que me llamaras Jun". Ella sonrió y miró a su hija, que parecía un ciervo en la carretera. "Bueno, Hinata, no dejes al hombre esperando en la puerta, ve a buscar tu abrigo".