Hinata Hyuga se enamoró del apuesto adolescente Naruto en el momento en que lo vio por primera vez. Ella tenía ocho años y él dieciséis, no era posible, pero ella sabía en el fondo, que algún día él sería suyo. Y cuando Hinata le dijo audazmente que...
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No reaccioné, no de inmediato. Sólo pude pesar que quería correr a su casa y obtener algunas respuestas. Sin embargo, volví a ver ese video una y otra vez.
La parte en la que salió de mi habitación despeinada, su cabello revuelto de esa manera que conozco bien y todavía arreglando su ropa de colegiala mientras caminaba torcida por el pasillo como si acabara de ser follada sin misericordia.
Cuanto más miraba, más recordaba, más trataba de separar la realidad del sueño. Recordé la sangre en las sábanas, la sangre que pensé que era de uno de mis rasguños, que ahora sé que no fue así.
Era su sangre, su sangre virgen. Volví a mirar la pantalla a su rostro cuando salió de mi habitación. Allí había felicidad, así como una pizca de tristeza. Hizo que me dolieran las entrañas. Porque no solo la estaba viendo como es ahora, estaba recordando a la niña que había querido ser amada, que aceptará su amor.
Me golpeó de una vez, esos reflejos que había estado viendo, ella mirándome, moviéndose debajo de mí mientras tomaba mi pene, ella mirándome por encima del hombro cuando la tomé por detrás y muchas otras formas más.
La había follado tres veces esa noche antes de que se fuera de mi cama. Cada vez que intentaba dejarme, la abrazaba por más. Era como si no pudiera tener suficiente de ella, su sabor, su tacto, la forma en que me sentía cuando estaba dentro de ella. Todo volvió en una avalancha de recuerdos que se unieron para formar una imagen completa.
Sentí que se me revolvían las tripas al recordar la próxima vez que la vi después de eso. Recordé que lo había olvidado esa noche. ¿Cómo se debe haber sentido cuando le quité algo tan precioso y lo olvidé, al igual que olvidé mi promesa que le había hecho a la niña que me entregó su corazón?
Lo que entonces pensé que era solo una fantasía pasajera pero ahora la realidad me golpeó fuerte en la cara.
"Lo siento, Hinata" Palabras inútiles, palabras que no significaban nada porque lo siento no iba a ser suficiente esta vez. No importa que me subieran los analgésicos o que no supiera qué diablos estaba haciendo.
Me la follé mientras estaba casado con otra persona y luego fui lo suficientemente bastardo como para no recordarlo.
Esas miradas de indiferencia que he visto en su rostro, ¿cuánto dolor ocultaron? ¿Porque yo? ¿Por qué le gustaba a alguien que es obviamente brillante y dulce?, ¿por qué me ama tanto? No me lo merezco No la merezco.
Mis sentimientos estaban por todos lados cuando apagué la computadora y me fui. En mi cabeza quería aferrarse a los sentimientos que tenía, el recuerdo de cómo me sentí dentro de ella. Y me sentí más como un bastardo por querer aferrarme a esos recuerdos mientras todavía estaba legalmente ligado a otra persona. Aunque esa persona fuera un monstruo no podía salir corriendo por un par de piernas que me matan de curiosidad.
Me estaba atando los nudos de los zapatos y no iba a ninguna parte. Mi mente seguía volviendo a ella mientras me preguntaba cómo estaba manejando las secuelas de lo que le había hecho. Pero no pude ir con ella de inmediato tanto como quisiera.
