2.05

259 12 1
                                    

—༅𖣊༅—

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—༅𖣊༅—

Keyla se encontraba entrenando con Damon, sus chaquetas estaban en el suelo mientras sus espadas chocaban repetidamente y el sonido del golpe de metales era lo que reinaba la habitación. La comandante interrumpió el entrenamiento entrando a la habitación con furia.

lexa - ¿En serio son pacifistos? - preguntó enojada -

La pelirroja no supo que responderle pues no había ido al campamento desde hace seis días, hace seis días que para ella la relación con el pecoso había terminado y acercarse al lugar no era algo que quisiera.

Tal vez no había hablado con Bellamy, pero para Keyla su relación había terminado en cuanto el decidió acostarse con otra chica, no le veía mucha lógica ir a hablarlo si terminarían aún peor.

keyla - ¿Cómo dices?

lexa - Masacraron una aldea

keyla - ¿Qué? - susurró sorprendida -

damon - ¿Es en serio?

lexa - ¿Tú sabias de esto?

keyla - ¡No! ¡Claro que no! Lexa he estado aqui todo el tiempo, lo sabes. Confía en mí - la comandante pensó por un momento terminado con un suspiro -

lexa - Lo siento, solo que es mucha presión

keyla - Está bien, pero no tengo ni idea porque hicieron eso - explicó confundida por la nueva información de los del cielo -

lexa - Sabes que habrá consecuencias, ¿no?

keyla - Sí, espero que las haya, ¿qué loco haría eso?

damon - No lo se, pero es un asesino

lexa - O asesina no lo sabemos Damon

damon - Deben ser castigados

keyla - Estoy de acuerdo

lexa - La sangre llama a la sangre

- La sangre llama a la sangre - contestaron los otros dos integrantes de la conversación -

•••

Lexa había decidido mandar a Jaha con su gente para mandarles un mensaje. Keyla acababa de describir que el se encontraba en la tierra, vivo. No le dejaron hablarle, lo que fue una buena decisión porque ella le habría roto cada hueso en el cuerpo.

Váyanse o muéranse, ese fue el mensaje que Jaha debía entregarles a la gente del cielo. La pelirroja logró convencer a su amiga que perdonara a Octavia, después de algunas horas de insistir lo logró, con la condición que nadie se enterara de ese trato.

Horas después, Ethan y Keyla se encontraban en la habitación de esta última, la cual tenía un pequeño balcón que daba a la ciudad. Al ser una torre alta podían ver el bosque a lo lejos. La brisa pegaba en el rostro de la pelirroja mientras mantenía una conversación tranquila con el castaño.

𝙏𝙝𝙚 𝙍𝙚𝙙𝙝𝙚𝙖𝙙 𝙆𝙞𝙡𝙡𝙚𝙧  - 𝐵𝑒𝑙𝑙𝑎𝑚𝑦 𝐵𝑙𝑎𝑘𝑒 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora