Capítulo 6

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Happy y yo estábamos tan sumergidos en nuestro pequeño mundo que se nos olvidó que teníamos un vuelo de vuelta a nuestro país en unos minutos. Nos lo recordó una llamada de mi mamá.

(𝙳𝚄𝚁𝙰𝙽𝚃𝙴 𝙻𝙰 𝙻𝙻𝙰𝙼𝙰𝙳𝙰)

— Hija, ¿dónde estás? — Preguntó mamá del otro lado del teléfono.

— Con Happy, comiendo hamburguesas — Contesté.

— Dios, Maddison, nos tenías muy preocupados. — Dijo entre un suspiro. — Pensamos que te habías ido por ahí y que te había pasado algo.

— Tranquila, estoy bien.

— Vengan al aeropuerto, vamos a despegar en unos minutos, solo estamos esperando que ustedes se dignen a llegar. — Resaltó algo enojada.

— Okey, ya vamos.

(𝙵𝚒𝚗 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝚕𝚕𝚊𝚖𝚊𝚍𝚊)

— Rápido, Happy, que nos están esperando en el avión para despegar — Dije mientras recogía los papeles y los guardaba en una bolsa.

Happy encendió el auto y a una gran velocidad nos dirigimos al aeropuerto. Al llegar todo estaba listo, solo faltaba la más importante, yo.

— Sentimos el retraso, no estábamos muy cerca — Dijo Happy.

— Se suponía que tenían que mantenerse cerca — Comentó mamá reprendiendo a Happy con la mirada.

— Solo fuimos por unas hamburguesas y se nos fue el tiempo, lo sentimos — Respondió Happy.

— No te disculpes, Happy, los reyes siempre llegan a tiempo, el resto llega muy temprano. — Aseguré subiéndome al avión. Mamá giró los ojos al escucharme, y logré escuchar que un susurro dijo "Tan Stark que hasta al caminar se le nota".

Ya estábamos en el avión, a punto de despegar, cuando Tony se me acerca y se sienta enfrente de mí. Quité uno de mis auriculares para poder escuchar lo que tenía que decir.

— Lo siento, realmente lo siento. Sé que lo que hice fue estúpido — Se disculpó.

— ¿Hablas de jugar con autitos, poniéndote en riesgo de que te choquen y terminar peor de lo que estás? Si es por eso, no, no te preocupes. — Respondí con ironía.

— Lo siento, trataré de pensar mejor en las cosas que hago.

— Está bien, solo deja de hacer estupideces — Dije para luego volver a colocarme los auriculares y dirigir mi vista hacia la ventana sin dejar que diera alguna otra respuesta.

Ya eran las 11 p.m. Llevábamos 3 horas de viaje y ni un solo minuto había dejado de pensar en lo que había pasado en la pista de carreras. Hacía ya tiempo desde que me había pasado algo así, y no me gustaba para nada la sensación. Me llevó a recordar mis tiempos como espía encubierta, y como asesina. Detestaba pensar en esa época. Detestaba recordar a la cantidad de gente que lastimé y las vidas que arrebaté, vidas inocentes. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo al recordar la cantidad de veces que asesiné a personas de la misma forma en la que casi asesino a aquel hombre. Aunque esa no era la peor forma en la que había matado a alguien. Continué sobrepensando todo el viaje, de igual forma no iba a poder dormir.

Llegamos a casa alrededor de las 2 de la madrugada. Solo me metí a mi cuarto y me tiré en mi cama, ya tenía el pijama puesto desde el viaje así que no hacía falta cambiarme. Cerré mis ojos y en solo un minuto me dormí, no me fue muy difícil conciliar el sueño esta vez.

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Estaba entrenando cuerpo a cuerpo con mi mejor amigo, Bucky. Él era lo único que tenía ahí dentro y yo era lo único que él tenía. No nos veíamos tanto como queríamos, ya que a él solo lo descongelaban cada vez que lo necesitaban para una misión importante; pero cada vez que nos permitían entrenar juntos, pasábamos un buen rato.

Red Spies || Natasha RomanoffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora