Red Spies || Natasha Romanoff

Capítulo 5

Al escuchar eso, él solo comenzó a reír. Sabía que sentía miedo y eso me gustaba, pero odiaba el hecho de que estuviera riendo. Inconscientemente comencé a mover mis manos, haciendo que éste se quedara sin aire. No escuchaba nada más que sus quejidos en busca de aire, y no veía más que sus manos tratando de sacar algo de su cuello, pero no había nada más que una estela violeta.

Sabía que papá estaba hablándome, pero no podía escucharlo, era como si todo alrededor hubiera desaparecido, solo éramos él y yo.

— Hija,— Papá se acercó y tocó mi brazo.— Tranquila.

Al escuchar ese 'Tranquila' logré darme cuenta de lo que estaba haciendo, así que solté a aquel hombre y di dos pasos hacia atrás, como si algo me hubiese asustado, pero no era nada más que yo siendo controlada por mi propio poder. Hay una parte que todavía no se fue y sigue apoderándose de mí en ciertas ocasiones, es por eso que opto por no usar mis poderes en situaciones así, pero si no lo hacía probablemente ahora sería una chica sin padre, y mi madre una viuda.

Caminé rápidamente hacia el hotel, casi corriendo, quería dejar la escena lo más rápido posible. Me sentía avergonzada de mí misma, por no poder controlar mis propios poderes.

Logré ver la cabellera rubia de mi madre y apresuré aún más mis pasos, tratando de llegar a ella lo más pronto posible.

Happy, quien se encontraba hablando con mi madre, dirigió su mirada hacia mí. Él logró notar mi cara de vergüenza, aunque yo estaba tratando de ocultarlo. Al notar que la mirada de Happy se desvió, mi madre no pudo evitar voltearse para ver qué era lo que Happy estaba mirando.

— Hija, ¿estás bien? ¿Te hizo algo? ¿Estás herida? ¿Y tu padre? ¿Él está bien?— Habló rápidamente sin permitirme responder.

— Sí mamá, estoy bien. No me hizo nada, no logró hacerme ni un solo rasguño. Y papá está bien, él llegará en un momento.— Mamá me sujetó fuertemente con un abrazo, recostando su cabeza sobre la mía, aliviada de que esté viva. Me soltó un poco de su agarre cuando vio cómo papá se acercaba en total silencio, y en el rostro reflejaba cierto arrepentimiento.

— Lo siento cielo— Se disculpó.

— Está bien, no sabías que pasaría esto. Solo, ten más cuidado la próxima.— Contestó mamá con empatía.

— Todos sabemos que no piensa antes de hacer algo.— Manifesté enojada.— Todos sabemos que no piensa antes de hacer algo. Todos sabemos que a él no le importan las consecuencias porque está tan malditamente acostumbrado a que siempre le perdonen todo lo que hace que no mide sus acciones.— Él intentó hablar, pero no se lo permití. Me di media vuelta y salí de aquel hotel totalmente furiosa. No puedo creer que se comporte como un niño.

La pista estaba totalmente vacía, ya que todos habían salido corriendo aterrorizados por aquel hombre. Aproveché la soledad y me senté en las gradas a observar el desastre que habían causado. Varias personas habían salido heridas a causa del hombre desconocido, así que también estaba viendo cómo se llevaban a las personas en las ambulancias.

Estaba sumergida en mis pensamientos cuando sentí que alguien se acercaba. Pensé en no prestarle atención, ya que creí que era uno de los que estaban limpiando, pero entonces Happy habló.

— ¿Qué pasa, peque?— Preguntó mientras se sentaba a mi lado.

— Papá,— Contesté sin más.— se comporta como un niño de 5 años.

— Tienes razón; pero es Tony, él jamás va a crecer.

— Sí, pero me enoja demasiado que se ponga en peligro. Que ponga en peligro a mamá.

— Así como a él también le molesta que tú lo hagas, peque.— Contestó Happy.— Tranquila, cuando lleguemos a casa le diremos a Pepper que él rompió el microondas, ¿quieres?— Yo solo reí y asentí.— ¿Vamos por unas hamburguesas?— Preguntó mientras se levantaba— Muero de hambre.

— Sí, yo también. Fue tan mala la junta, ¿cómo no nos van a dar de comer?— Él rió ante mi comentario.

— Es verdad, tienen dinero para alimentar un país entero, y no fueron capaces de poner unas galletas al menos.— Ambos seguimos quejándonos de lo horrible que fue esa junta de camino al auto. Pasamos por unas hamburguesas y nos estacionamos en un lugar con una vista hermosa. Esto era algo tan nuestro, el sentarnos a comer hamburguesas y a presenciar hermosas vistas mientras escuchábamos algo de música.

— Happy, ¿alguna vez te has enamorado?— Pregunté curiosa.

— Sí, cuando era joven.— Contestó con una sonrisa.

— ¿De quién?

— Era una chica de la escuela, era muy bonita.

— ¿Y cómo se llamaba?

— Elizabeth, se llamaba Elizabeth.

— ¿Y qué pasó con ella?

— Me engañó con la mitad de la escuela.— Dijo bajando la cabeza.

— ¿En serio?— Contesté mientras trataba de contener la risa.

— No te rías.

— Pero es que...— Dije sin poder terminar debido a la risa.

— Eso fue difícil para mí.

— Okey, lo siento.— Contesté mientras calmaba mi risa.

— ¿Y tú?

— No sé qué es enamorarse exactamente. ¿Qué se siente cuando uno está enamorado?— Pregunté confundida.

Nunca había estado enamorada de nadie, nunca me había interesado eso, sentía que era totalmente innecesario buscar un novio o novia, era mucho compromiso y no me gustaba, al menos eso pensaba. Tampoco tenía mucho contacto con gente antes de escaparme de aquel lugar. Siempre veía a las mismas personas, y la única vez que conocí personas nuevas fue cuando me enviaron a otro lugar para entrenar combate cuerpo a cuerpo, cómo utilizar las armas y todas esas cosas.

— Te sientes feliz, sientes un cosquilleo, estás todo el tiempo pensando en la misma persona, sientes dependencia del otro y casi siempre sonríes al pensar en esa persona. O al menos esa es la estupidez de la que todos hablan.— Se detuvo para morder su hamburguesa.— Yo era muy joven cuando lo sentí, así que no puedo explicarte lo que sentí.

— Qué complicado. Es mejor liarte a todo el mundo y no complicarte con esas cosas.— Comenté, para luego darle un largo sorbo a mi bebida.

Happy le aumentó el volumen a la música y nos mantuvimos un rato allí, viendo cómo el sol se ocultaba y el cielo comenzaba a llenarse de hermosos colores anaranjados, rosados y toques violetas. En ese momento, un enorme sentimiento de paz se apoderó de todo mi cuerpo, y por primera vez en mucho tiempo había dejado de pensar tanto.

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Editado el 17/02/24