Labios

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El último día de la semana estaba comenzando. El almuerzo estaba por terminarse, pero mis clases no tienen fin.

Miré como Jennie llevó una de las papas del plato a sus labios, con delicadeza, una elegancia que me hizo querer arrebatárselo de la boca, desear tener ese pedazo de ella entre mis dientes.

—Eres la persona más acosadora que conozco en mi corta vida social —Rosé dijo, después de chasquear continuamente sus dedos frente mi cara—. Respira, vas a quedar morada.

Rodee mis ojos cuando ella terminó de hablar y le di una mordida a mi emparedado resignada.
Ese pequeña morena justo a unos metros de mí, comiendo con una sonrisa en el rostro y compartiendo una charla con su amiga, me estaba robando la cordura.

No es justo. Espere tanto tiempo para que una persona me gustara lo suficiente para soñar con ella y decir abiertamente que estoy totalmente enamorada, para que es persona sea exactamente la novia de mi competencia en todo.
¿Acaso Dios olvidó que yo también soy su hija?, de lo contrario, definitivamente me odia.

¿Por qué Kai tiene tanta suerte?, es la única razón por la que mi morena favorita aceptaría tener una relación con ese patán. Sólo suerte. No lo entiendo. ¿Le gustan los pene-minions?, porque en ese caso, tenía muchos a cuales elegir, no él, ¿por qué él?

—Maldito Kai.

—Deja de gruñir, das miedo —Rosé volvió a quejarse—. ¿No tienes nada mejor que hacer?, espiarla descaradamente no la va a enamorar. Además, es tú culpa no declararte antes que él —sentí que me escupía en la cara. No necesito que más personas me recuerden lo estúpida que soy, para eso está mi conciencia.

Mi asquerosa conciencia. Soy tanto culpable de que ella apenas recuerde mi nombre, como de tener un deseo carnal con una morena caliente que conozco desde los 10. Estoy siendo irracional. Pero ya no es novedad.
Verla sonreírme cuando cruzamos miradas dejó de ser suficiente hace un tiempo, ahora quiero más.

Buscar desesperadamente la forma de quitarla de mi cabeza no es una opción. Por un par de meses solo fue interés, pero mientras más tiempo la observo descaradamente, me voy enamorando poco a poco de esa sonrisa. Sólo podía verla a ella.

Y justa cuando planeaba levantarme de mi asiento para buscar a BamBam antes de que la campana nos indique el regreso a clases, Kai terminó su partido de fútbol.

Cuando lo vi dirigirse a Jennie me postre en mi asiento sin intenciones de moverme. Rosé desapareció poco después, dijo algo antes de abandonarme, pero no hice el esfuerzo de escuchar.

Jennie recibió a su maldito novio con los brazos abiertos y una sonrisa inmensa. Sentí mi rostro endurecer en celos. Aunque intentara ocultarlo, cosa que jamás hice, sería imposible, no mientras esa pareja tan perfecta se daban un beso frente a todo el equipo de la escuela. Cómo si la única razón para hacer eso fuera obligar a todos a saber sobre su hermoso relación.

Yo no quiero saber de su relación. Yo quiero saber de Jennie.

Y mientras humillaba a mi propio ser viendo tal escena, la campana sonó sobre la escuela.

...

Cuando llegó la noche a cubrir la ventana de mi habitación comencé a recoger mis cosas del suelo.

—¿Te quedarás a dormir? —pregunté. A pesar de estar dos horas tiradas sobre la alfombra para terminar el proyecto, éste se ve igual de incompleto que el comienzo.

—¿Me estás corriendo? —se quejó de vuelta. Tocó su pecho ofendida y terminó de enrollar la cartulina para pegarme con el tubo— ahora me quedaré solo para molestarte.