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Para mi suerte, los días pasaron a una velocidad increíble. Los acontecimientos vergonzosos y acalorados de la semana anterior seguían significando un problema para dormir, pero algo leve. Mientras me centrara en no hablar de eso nunca más, estaría un poco más tranquila. La tercera clase del día se acabó y pronto estuve disfrutando de salir al almuerzo, me encontré con Rosé para planear algo el fin de semana.

—¡Wu!, mi mamá me dejó faltar a la cena de mañana —dijo, mostrándome el chat con la señora Park—. Entonces si podemos hacer algo en la noche, ¿fiesta?

Rodeé los ojos, sin poder creer la energía que se concentraba en ella.

—No, ni loca, ya tengo suficiente con las de Bam —dije moviendo mi cabeza—, mejor una pijamada con comida y juegos de mesa.

—Por eso soy tu única amiga —dijo—. Pero da igual, tampoco quería acabar mis energías con eso. Es mejor verte llorar por una película para niños.

Eso solo había pasado una vez. Pero fuera de la conversación, yo estaba impresionada por el ímpetu con el que ella hablaba. Rosé es una chica menos tranquila que yo, pero justo ese día estaba con las energías a tope, su vaso de ánimo explotó y ahora estaba derramándose. Su voz tenía color y su rostro me transmitía alegría. Ella está más feliz que siempre.

—¿Has hecho algo divertido esta semana? —pregunté cuando noté el silencio caer—, te ves enérgica.

—Oh, sí, lo estoy —respondió inmediatamente— de hecho no hice muchas cosas interesantes, mi papá recién se fue a un viaje de trabajo y mi mamá me da mucha libertad cuando eso pasa. —Me informó de la situación, aunque ya estaba enterada.

El padre de Rosé es un maestro de prestigio en una universidad cercana a donde estamos, todos esperan que Rosé asista ahí, especialmente sus padres. Aunque no supone un problema, porque Rosé también lo quiere y se esfuerza por ello. Mientras el señor Park revisa constantemente las calificaciones de su hija, la señora Park se encarga de ser un apoyo. Son una buena familia.

—Él dijo que estaría solo una semana fuera del estado —siguió— tuvieron una junta en Seúl por algo de la universidad. Pero no importa, tengo una semana para hacer lo que quiera.

—Dile a la señora Park que estoy libre para que me adopte —bromeé—. Pero no hablaba de eso, tu papá siempre está fuera de casa y nunca estás tan... explosiva.

Rosé pensó antes de hablar, miró el techo y mordió ligeramente su labio.

—¿Pasa algo o..?

—No, de hecho, no lo sé —me detuvo, levantó su mano frente a mí indicando que la dejara reflexionar—, nada más me siento feliz. Podría ser muchas cosas.

—¿Hiciste algo con BamBam?

Ella me vio en silencio y sin respuesta antes de negar con la cabeza— te iba a hablar sobre eso —mencionó después.

—¿Pasó algo?

Mostrar mi preocupación por sus problemas es algo que hago más seguido de lo que me doy cuenta. Rosé ve muchas cosas como un simple juego y me toca ser la preocupada por lo que a ella no le causa nada, y en los casos donde no es así, mi preocupación es mayor.

—No, se trata de eso, solamente nada.

—No entiendo.

—Lisa, respóndeme algo —asentí—, sé sincera y directa, ¿sí? —repetí el movimiento con mi cabeza y esperé a que siguiera— ¿cómo sabes que Jennie te gusta tanto como lo hace?.. o sea, ¿siempre fue así, nunca cambió o se volvió más fuerte?

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