XIII

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———————Maratón 3/3————————
»Muchacho pelando una fruta- Caravaggio«

El ensayo pasó de forma rápida afortunadamente, puesto que seguía molesto por lo que había visto antes con Anne. Sin embargo, al parecer Anne lo había notado y al finalizar el ensayo, ella se acercó y habló:

—Disculpa, Chris. Había notado que estuviste molesto la clase de hoy, ¿Te sientes bien?—

Es preciosa...

—No se preocupe, señorita Cox. Por cierto, le recuerdo que aún seguimos en el establecimiento, así que le pediría amablemente que no me tuteara.— Sé que había sido una respuesta descortés de mi parte, pero no podía demostrarle nada a ella. Además, los celos no podían consumirme.

—Oh...disculpe profesor Evans...es sólo que había pensado que como ya no quedaba nadie al interior de la sala, podía hablarle de esa forma. Pero no se preocupe, de igual manera...si necesita hablar con alguien, aquí estaré para escucharlo.— En ese instante, Anne abandonó la sala, y toda mi amargura se esfumó al escuchar su respuesta.

Independientemente de cómo actué con ella, Anne jamás se dirigió a mi de la misma forma que yo me dirigí hacia ella.

—Mierda...— Me levanté para así tomar mis cosas y dirigirme al pasillo de la escuela. Al hacerlo, allí estaba Anne, sin embargo lo que vi fue como el instante en el que Elizabeth se fue con Hiddleston.

Tom estaba saludando a Anne.

La rabia nuevamente me invadió, y esperé hasta que Anne se fuera para así acercarme a Hiddleston. El tipo estaba de espaldas mirando el estante de trofeos que yacía en la entrada.

—Hiddleston, de nuevo te veo por aquí, qué curioso. ¿Acosando a la señorita Cox?— Inmediatamente Hiddleston dejó de observar los trofeos y dirigió su mirada hacia mí.

—Encantado de volver a verte, Evans. A mi también me da gusto. En relación a Anne, fue una casualidad. Y por otra parte, he venido aquí porque el director me ha ofrecido un puesto de profesor en la escuela. Ahora que lo pienso, ¿Te molesta que vea y salude a Anne?— Murmuró Tom mientras enarcaba una ceja juntándose de brazos.

—No, no me molesta en lo absoluto Tom, pero preferiría que te mantuvieras alejada de ella.— Contraataqué sin dejar de observarle.

Tom soltó una carcajada para así rascarse su ceja.

—¿Por qué debería hacerlo, Evans? Ella es mi estudiante, y además me ha demostrado el interés que tiene por el arte. Considero que no sería correcto dejarla ir.— Mi mandíbula se apretó con fuerza al escuchar lo último. Por lo que me acerqué aún más a él.

—Escucha, Hiddleston. Mantente alejado de Anne, ella también es mi estudiante, la he apoyado por muchísimo tiempo. Y no voy a tolerar que alguien como tú venga y le haga algo.— Tom mantuvo la vista firme en todo momento, para soltar un risa cínica.

—¿Tú me vienes a dar lecciones de lo que tengo y no tengo que hacer? Dejaste que Sebastian se metiera con Elizabeth durante meses, y nunca fuiste capaz de decir nada.— Había sido un golpe duro el que me había dado, pero no pude evitar contraatacarle.

—¿Por qué debía decírtelo? Lo que ocurrió con Elizabeth fue provocado únicamente por ti. La dejaste por trabajo.— Tom me agarró de la camisa considerablemente enojado.

—¡Una puta mentira Evans! ¡Siempre que podía estaba atento a ella!  ¿No podías dejarme tan sólo ser feliz?— Aquello sin duda me había dolido, como pude me zafé de su agarré y lo empujé con fuerza.

Rembrandt © » Tom Hiddleston [COMPLETADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora