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Un par de meses más tarde

Narra Raymond

Desde aquella noche donde bailamos, una tensión se instaló entre ambos lo que provocó que Jade se alejara, freno cualquier relación de amistad.

Cuando nuestras miradas se encuentran siempre mira a otro lado, solo llama para darme instrucciones o buscar mi opinión respecto al trabajo, se volvió muy unida al grupo de chicas, dejándome completamente a un lado.

Se que el integrarse a ligas mayores implica mucho sacrificio, esfuerzo y estrés, tomando en cuenta que el más mínimo error se hará notar, y muy difícilmente se pueda borrar. Algunas veces la he escuchado discutir con su esposo, incluso llorar, por lo que escuche de windy, es una manera de drenar sus emociones, evitando guardar todo aquello que le hace daño.

Hemos discutido demasiado, nos volvimos enemigos sin razón alguna, luego de mucho, estamos en Nueva York, en temporada de otoño el clima es perfecto, a pesar que hemos estado tan solo una semana, para mí ha sido un fastidio.

- ¿Llevas tú abrigo? - pregunta Jade mientras guarda unos papeles en su bolso, sin verme.

- Está en el auto - respondo mientras termino de guardar mis cosas en mis bolsillos - ¿Natasha tiene mis cadenas? - pregunto al ver que mira a todas partes buscando algo.

- Eso llevo en mi maleta - palma suavemente su maleta de mano - lo único que no encuentro son los lentes de sol negros con dorado - se rasca la cabeza viendo a todas partes con impaciencia.

- ¿Los de ayer? - pregunto al recordar los lentes que tengo en la mochila dentro de la camioneta.

- Esos - responde viéndome - ¿Los guardaste? - asiento con la cabeza dejando que me mire con alivio - creí que los había dejado en el hotel.

- Te dije que yo los tenía - respondo - aunque, creo que no lo escuchaste ya que estabas chateando con alguien - digo con amargura lo último fingiendo que no vi que era su esposo con quién hablaba.

- Perdón, estaba resolviendo unos asuntos - se disculpa mientras salimos de la pequeña oficina - el venir aquí demasiado rápido complicó algunos asuntos privados.

- ¿Necesitas ayuda? - pregunto al ver que sostiene muchas cosas - no me molesta en ayudarte.

- Solo está maleta - me entrega la pequeña bolsa - ahí están tus joyas - me hace saber en voz baja - vamos - palmea mi hombro suavemente.

°°°

Durante la sesión de fotos ella está presente, su vista está puesta en la pantalla donde se van reflejando las fotografías, cada que me piden sonreír, miró brevemente a la chica con la nariz roja por el frío, la cual observa a la pantalla sin notar nada.

Cuando terminamos de trabajar, todos vamos a un bar a las afueras de la ciudad, lo cual nos permite más privacidad, algunos ya están demasiado ebrios, incluyendo a Jade.

La cargo en brazos al ver qué puede caerse, al parecer tenía unas cuantas penas por desahogar, la dejo en el asiento del copiloto poniéndole el cinturón de seguridad, cierro despacio la puerta hasta subirme del otro lado, enciendo la calefacción de la camioneta emprendiendo la ruta hacia el hotel.

- Oye Ray - habla viéndome de manera atenta - ¿Crees que esté trabajo puede terminar con mi matrimonio? - limpia su nariz con uno de los pañuelos que hay en la guantera del auto.

- ¿Por qué lo dices? - pregunto viéndola por unos segundos esperando que el semáforo cambie de color.

- Es solo que no paso mucho tiempo en casa, y siento que falló como esposa - responde en un murmuró haciendo notar la tristeza.

La dueña de mis sueños Donde viven las historias. Descúbrelo ahora