1. Fantasma de una tormenta.

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Mitch.

Un día fuimos melodía y letra unidas en la canción perfecta, la favorita, la que todos quieren escuchar. Y no dudo que podamos serlo otra vez, juntos.

Éramos una canción de vida, con victorias y derrotas, en busca de libertad.

Y sé que me lancé a retos casi imposibles cuando incluso yo dudaba de poder alcanzarlos. Sin embargo, ella seguirá siendo mi aventura predilecta.

Pero ahora suelo estar siempre en la otra cara de la moneda; de algún modo, eso me deja demasiado lejos de Crystal.

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El sonido de la puerta al ser abierta anunció su llegada; los cabellos dorados como un halo de luz alrededor de aquel rostro sonriente iluminaron el espacio del salón de música de mi instituto.

Sigue siendo un misterio para mí su desbordante capacidad para llenar de alegría cada rincón inundado por su presencia.

―¿Cómo lograste entrar?

Una voz ronca se apresuró a responder por ella; continuaba sonriendo cuando arrastró una silla para ubicarse a mi lado.

―Yo la traje hasta aquí. ―Fueron las breves palabras del profesor Greg antes de volver a cruzar la puerta llevando su maletín.

Era demasiado impredecible como para saber qué haría a continuación. No supuse que lo hiciera, pero debí haberlo pensado.

De repente, sus labios estaban en los míos y yo la miraba con los ojos demasiado abiertos. Susurré su nombre, aunque no entendió que debía parar, así que también la besé. Me gustaba mucho besarla, era encontrar otra parte de mí mezclada con su esencia; la mezcla perfecta.

―Tengo algo nuevo. ―Sus ojos soñadores me regalaron un guiño.

Dejé en el suelo la guitarra del profesor -con la que practicaba en la escuela- esperando que Crys terminara de rebuscar algo en su mochila.

Fue mucho mejor la mezcla de nosotros que escuché en el audio reproducido en su móvil; era solo su voz, con desatinos y subidas de tono, sin melodía de fondo, pero envuelta en una letra única. Como ella.

Yo, ya sabía que eras tímido, que no querías hablar. Y no sé por qué pensé que podía ser diferente.

Tú, sí que has sido testigo de mi total desastre. Y aunque no lo intentaste comenzaste a cambiar.

Solo quería, soñaba y pedía encontrar en tu vida mi otra mitad.

Yo, quería ser ingenua pero me ganaba la espontaneidad. Siempre pudo más.

Tú, fingías ser rebelde aunque no había maldad en tus ojos. No quieras ser otro.

Simplemente, atrévete a ser mi otra mitad.

Crys dejó de revisar cada cosa del lugar cuando el audio terminó, y vino hasta mí mostrándose un tanto nerviosa. Aunque ella no solía sentirse así a menudo.

―¿Qué te parece? Creo que cambia mucho el ritmo... no sé.

―Me gusta. Solo que eso del desastre... ―Negué con una mueca de desagrado―. Debemos cambiarlo.

―Pero es cierto, Mitchi. Aunque odie los desastres que dejas por doquier, sé que yo soy uno.

Me levanté y la abracé por la cintura, un grito se le escapó e intenté sisear entre risas para que nadie escuchara.

Voces de Cristal  (M.D.R.#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora