Capítulo 2: ¿Qué es lo que soy?

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La vida tenía sus problemas y soluciones, ya sea que fueras un muggle o un mago, era completamente imposible evitar ciertas caídas y subidas que te pondrían a prueba en más de un sentido.

Severus lo sabía muy bien; vivió sus primeros años en el mundo muggle y la mayoría de las veces se había enfrentado y amoldado a situaciones complicadas, una madre deprimida que estaba completamente sometida a la vida que ella misma había elegido, un padre enfadado con la mujer que una vez amó y que descargaba su frustración con su familia.

Escuchar a tus padres pelear, el crujido de maderas, vidrios y demás objetos al ser destrozados con furia era algo a lo que tuvo que adaptarse para sobrevivir, escapar de la casa cuando comenzaban los problemas era algo que se había vuelto instintivo dentro de él.

Fue en una de esas escapadas cuando llegó al gran parque que estaba cerca de la calle de la Hilandera, donde logró ver por primera vez a la linda pelirroja que se convertiría en su primera amiga. Supo con tan solo verla que era mágica, irradiaba felicidad, calor y dulzura, aspectos tan raros en su vida que no pudo evitar ir hacia ella como un insecto embelezado por la luz.

Con Lily en su vida, las cosas fueron más soportables y ahí comprendió, lo indispensable que era tener un poco de confianza y seguridad en la vida... Un lugar seguro.

Pensó que estaba bien como estaba, podía soportar mil penurias si tenía a Lily esperándolo al final de aquel oscuro túnel.

Su madre debió notar lo cautivado que estaba por aquella niña de pelo flameante como el mismo fuego y ojos color verde como el prado más fértil del mundo, por lo que un día habló con él para decirle que tuviera cuidado porque aquello que nos hace felices, a veces no es lo que termina haciéndonos bien.

Era muy pequeño y no entendía a qué se refería, simplemente asintió sin estar convencido pero su vida siguió girando alrededor de Lily.

Lamentablemente; al ingresar a Hogwarts, entendió qué era lo que su madre había tratado de advertirle.

Esperaba que todo fuera "mágico" como en los cuentos de hadas que leía con su amiga; castillos, magos, brujas, criaturas fantásticas, hechizos y demás cosas; pero como en todos los cuentos de hadas, debía de haber un villano y ese terminó siendo su papel.

Acabar en Slytherin, ser mestizo, pobre, no tener una buena apariencia, que le gustaran las artes oscuras y las pociones fueron características más que suficientes para que el mundo al que tanto quiso pertenecer, le repudiara sin vacilación.

Ser ignorado por sus compañeros, recibir malas miradas del resto de alumnos de las otras casas y ver como Lily se iba alejando poco a poco fue doloroso, pero todo cobró un mayor dolor cuando cuatro leones decidieron hacerle la vida imposible.

James Potter, Remus Lupin, Peter Pettigrew y Sirius Black... Este último era quien más lo irritaba; cuando lo vio por primera vez, creyó estar viendo a un príncipe salido de los cuentos de hadas, pero su infantil fantasía se hizo pedazos rapidamente, el sangre pura no tardó más de una semana en hacerle bromas pesadas y molestarlo a cualquier hora del día.

Hasta el día de hoy se recriminaba por haberse dejado embelesar por la apariencia de Black; lo peor era qué, cuando no actuaba como un idiota, el joven si parecia ser divertido, amable y ¿para que negarlo? El maldito era muy lindo; sus rasgos aun tenian el ligero toque infantil y no dudaba que al llegar a la adultes, se volveria un hombre muy guapo.

Aunque para él eso dejó de significar algo hace mucho tiempo, no le importaba la apariencia cuando ese Gryffindor solo vivía para atormentarlo.

Pero volviendo a lo importante, los cuatro Gryffindors más sobresalientes de esos momentos, admirados y rodeados de adeptos fascinados por sus personalidades, se encargaron de hacerle entender que él era el malo y ellos eran los buenos.

FeromonasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora