Oficialmente este era el peor día de su vida.
Slughorn no se contentó con regañarlo y hacerlo lavar todos los calderos del salón, sino que también llamó a Mcgonagall para informarle lo que había sucedido. Buen Godrick, fue un milagro que los profesores no lo maldijeran por haber vuelto a meter la pata en tan poco tiempo.
Sentía las manos secas por haber lavado todos esos calderos sin magia, aunque era un jugador de quidditch....
Oh bueno, fue un jugador...
Sus brazos y espalda le dolían al tener que hacer una tarea tan manual a la que no estaba acostumbrado.
Aunque lo peor de todo ese castigo no fue tener que limpiar los calderos como si fuera un elfo doméstico; sino el aguantar la desesperación e insistencia de su alfa interior que quería salir corriendo para buscar a Snape, obviamente su parte animal estaba intranquila luego de haber visto al omega llorar y por el olor amargo de la vainilla y las margaritas que había quedado flotando levemente por el salón.
Los profesores tuvieron que bloquear la entrada para que no huyera ante la más mínima oportunidad, lo cual solo produjo que mirara de forma ansiosa a la puerta y soltara gruñidos de forma inconciente a medida que el el tiempo pasaba. Afortunadamente, los adultos parecieron darse cuenta de su estado y para no tener que lidiar otra vez con una mago salvaje; el profesor Slughorn le dio una pócima tranquilizante para que no sucumbiera ante el estres.
Aquella pócima le ayudo bastante, su alfa aún seguía inquieto y notaba que sus ganas de buscar a Snape no se habían apagado del todo, pero al menos, ya no sentía la fuerte necesidad de salir corriendo para buscarlo.
Antes de que lo dejaran libre; su jefa de casa le informó que, debería de ir junto con sus amigos a su oficina para continuar con sus castigos. Tuvo que morderse la parte interna de la boca para no soltar una palabrota; ya tenía demasiado trabajo como para además, agregar un ensayo de porque no debía decir malas palabras dentro de la escuela.
Una vez que pudo salir de las mazmoras, decidió ir a la biblioteca para buscar al resto de merodeadores, estaban en época de exámenes y lo más común era que Remus los arrastrara para que estudiaran. Aún notaba los alaridos de su alfa interior que le exigía buscar al omega, pero gracias a la pócima relajante, sus reclamos no eran tan fuertes, por lo que tenía pleno control de su cuerpo.
En estos momentos, sentía que era improbable tener este tipo de relación con su lado salvaje, donde ambos pudieran estar de acuerdo y no en conflicto interno ante cada pequeña acción.
Beber una pócima relajante de forma diaria estaba fuera de discusión, no quería consumirla y aumentar su resistencia a sus efectos y como consecuencia, desarrollar una adicción.
Soltó un suspiro cansado para posteriormente, entrar a la biblioteca. Notó que estaba más concurrida que de costumbre, la señora Pince iba de un lugar a otro como un ave de rapiña, vigilando a los alumnos para que no hicieran ruido.
Caminó entre las estanterías sin éxito alguno, sus amigos no estaban aquí, la segunda opción era que estaban deprimiendose en otro lugar mientras se preparaban para asistir al castigo. Estuvo a punto de dar media vuelta para irse a la sala común de Gryffindor, cuando una flameante cabellera roja llamó su atención.
Lily Evans se encontraba en una de las mesas apartadas de la biblioteca, rodeada por varios libros de gran tamaño, su rostro llevaba una expresión de concentración mientras leía cada palabra de las viejas hojas.
Usualmente la bruja llevaba el cabello suelto, haciendo parecer que una llamarada la coronaba (palabras de James), pero dicho cabello ahora estaba improvisadamente atado en un rodete gracias a su varita, para que no entorpeciera su lectura.
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Feromonas
FanfictionCuando un mago o bruja está bajo un gran estrés, de forma inconsciente permiten que su lado animal tome el control de su cuerpo en un acto de protegerse de aquello con lo que no puede lidiar. Esto es particularmente peligroso porque el lado animal b...