Capítulo 1: La charla

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Todos los días de Hogwarts daban su inicio con un abundante desayuno. Apenas los alumnos se despertaban, aseaban y preparaban, iban directamente al gran comedor para poder alimentarse y ponerse al corriente con sus amigos.

Era normal iniciar la rutina con ruido, carcajadas, comentarios por lo bajo y quejas entre los alumnos; llegados a su tiempo, todos se acostumbraban a ese ritmo y terminaban por adaptarla como parte de la rutina común de Hogwarts.

Aunque había un hecho particular que ocurría sin falta en los primeros días del inicio de clases; se podían escuchar risas, expectativas y sonrisas burlonas en los alumnos más grandes de las cuatro casas, más específicamente en aquellos que estaban en el sexto y séptimo año que parecían particularmente divertidos al mirar a los alumnos de quinto año.

Los más jóvenes siempre tuvieron curiosidad por saber qué era eso tan divertido, pero los más grandes solo sonreían y les decían que debían crecer un poco más para saberlo. Esto obviamente causaba indignación y exasperación, aunque también una alta expectativa.

Eso era justamente lo que estaba pasando en estos momentos. Los más grandes veían a los alumnos de quinto con sonrisas, era como ver a un hermano mayor emocionado y a la espera de ser la primera palabra de su pequeño hermano.

—Hoy es el día.

— ¿Quiénes irán primero? 

—Los de Gryffindor y Slytherin.

— ¡Vaya combinación! 

— ¡Lo sé! Me encantaría estar ahí

—Qué recuerdos... fue muy incómodo.

— ¿Qué esperabas? Es lo normal cuando van a darte "la charla" 

Esos eran los comentarios de los alumnos más grandes; de cierta manera era raro de ver porque eran pocas las veces que podías escuchar y ver a los estudiantes de diferentes casas, coincidiendo en un tema. Como si un tratado de paz se hubiera firmado de la noche a la mañana, cuya prolongación solo seria de unas pocas semanas.

—Tanto secreto me está empezando a fastidiar— Dijo James con una voz molesta.

A su lado, Sirius le secundo con un chasquido de lengua al mirar a dos alumnos de séptimo año que solo soltaron risas divertidas al ver que los miraba con ganas de maldecirlos.

—Y que lo digas ¿Qué mierda es eso de la charla? 

—Sea lo que sea, terminaremos por saberlo hoy— Trató de tranquilizarlos Remus, aunque él también se sentía incómodo con todas las miradas que estaban recibiendo.

Sirius bufó con molestia para luego tomar un mufin con arándanos, le dio una gran mordida y masticó con algo de fuerza. Sus modales dejaban mucho que desear y lo más seguro es que, si sus padres lo vieran actuando de esa manera, lo castigarían sin dudarlo; pero para buena suerte del merodeador de ojos grises, estaba con sus amigos dentro de Hogwarts, quienes no le obligaban a tener modales perfectos a la hora de comer.

—Cinco años esperando, más les vale que aquel secreto sea bueno— Dijo ignorando la reprimenda de Remus por hablar con la boca llena.

Las puertas del gran comedor seguían abiertas, dejando entrar a más alumnos que iban llegando tarde pero parecían despreocupados al respecto. Los tres Gryffindors voltearon la mirada para ver entrar a un sonrojado Peter, acompañando a una linda morocha de Gryffindor que hablaba sin cesar.

—Miren a nuestro Peter— Dijo James con una sonrisa ladina —Que rápido crecen— Tomó una de las servilletas y fingió limpiarse una lágrima imaginaria.

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