Capítulo 7: No puede ser posible... ¿Verdad?

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Por lo general; cuando iniciaban las clases, los pasillos se sumergían en un mutismo que a veces era interrumpido por algún ruido de una mascota suelta; no por el escandaloso sonido de una carrera contra el tiempo, protagonizada por un grupo de Slytherin y otro de Gryffindor, que corrían a todo lo que sus piernas podían.

— Que tus padres me perdonen Regulus, pero si tu hermano le ha hecho algo a Severus, yo mismo me encargaré de desmembrarlo — Dijo Lucius con la voz apenas contenida de enojo y preocupación.

A pesar de estar corriendo como nunca antes lo había hecho en lo que tenía de vida, su voz seguía escuchándose firme y sin rastro de agitación.

James que estaba a su lado, giró el rostro para verlo con irritación.

— ¡No lastimaras a nuestro amigo! ¡Tendrás que pasar sobre nosotros primero, maldito teñido! — Exclamó fuerte y claro, ignorando la mirada de exasperación de Remus y al pobre Peter que apenas podía seguirles el paso.

— ¡¿Cómo que teñido?! — Gritó el Slytherin con ganas de sacar su varita y hechizar al estúpido buscador de Gryffindor.

La perfecta y rubia ceja de Narcissa tembló al ver a su prometido y al idiota de Potter discutir, ni siquiera al correr eran capaces de olvidar su rivalidad.

— ¡Ya dejen de insultarse y corran! — Gritó con una mueca de enfado en su hermoso rostro, haciendo que Lucius volteara la mirada rapidamente para seguir corriendo y que James temblara brevemente por el potente grito de quien consideraba, era la más tranquila de las primas de Sirius.

Tanto Lucius como James encabezaban la carrera; ya sea por el rol de líderes que tenían o por el sentimiento de competitividad que tenían latente cada vez que se veían dentro y fuera del campo de quidditch.

De cerca los seguía Remus, quién a pesar de que podía rebasarlos sin mucho esfuerzo debido a su licantropa, se mantenía a resguardo para no entrar en esa discusión, pero manteniéndose lo suficientemente cerca por si debía intervenir.

Narcisa y Regulus le seguían, ambos con la respiración acelerada pero negándose a ser dejados atrás; sobretodo la rubia que corría con la desventaja de llevar falda.

Al final de todos estaba Peter, su respiración era la más sonorosa, estaba sudado y parecía que estaba a punto de desmallarse; pero aún así, seguía corriendo para no ser dejado atrás.

— ¡¿A dónde demonios se supone que vamos?! — Exclamó frustrado Regulus, luego de un par de minutos subiendo las escaleras a toda velocidad.

Peter jadeaba y se ayudaba con la pared para no perder el equilibrio, era un milagro que aún pudiera continuar y más aún, que tuviera la energía para hablar.

—Sirius... debió... de correr... a la sala... común... de Gryffindor— Logró articular entre cada respiración. Ganándose una mirada de preocupación de sus amigos y otra exasperada de las serpientes.

— ¿Tienen algún tipo de contraseña o algo? — Preguntó Narcissa, ahogando una maldición porque las escaleras no tenían fin.

Ante la pregunta, los dos merodeadores que lideraban la carrera, se detuvieron en seco.

Lucius  hizo lo mismo un par de escalones más arriba, miró a esos leones con extrañeza por esa reacción, mientras que los últimos tres estaban aliviados por poder tomar un pequeño descanso.

James y Remus se miraron con preocupación, al recordar que no había nadie protegiendo la entrada de la sala común.

—La dama gorda salió huyendo cuando Sirius...

Regulus soltó una exclamación ahogada, llamando la atención de los presentes.

— ¿Estás diciendo que mi hermano se llevó a Severus a la guarida de los leones... en ese estado animal? — Preguntó con voz aterrorizada, observando detenidamente a ambos Gryffindors.

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