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PRIMERO QUE NADA, ESTE CAPÍTULO NO ES CANON, NO FORMAN PARTE DE LA HISTORIA NI CRONOLOGÍA PERO YA QUE ESCRIBÍ MIL PALABRAS PENSÉ QUE PODÍA PUBLICARLO AUNQUE SEA SOLO RELLENO/EXTRA.

EN LA HISTORIA ESTE CAPÍTULO NO EXISTE.

─¡Waka-senpai!~

El nombrado observó a la chica llegar junto a Lys. La pelimorada daba pequeños saltos de emoción hasta llegar al grupo de cuatro hombres y dos niños, siendo éstos Haruchiro y Mikey.

Pero la mirada de todos estaba en cierta ya no tan pelinegra.

─¿Mei?

La nombrada estaba casi escondida a espaldas de su mejor amiga, se encontraban en el jardín de los Sano. Todos los presentes miraban a la más baja roja como tomate. Quería gritar de vergüenza y estrangular a Lys.

─Verán, hicimos una apuesta ─comenzó a decir la emocionada pelimorada ─. Si yo perdía, debía teñirme como Shin-senpai, y si ella perdía debía teñirse como Waka-senpai, ¡adivinen quién ganó!

Efectivamente, ahí estaba la chica. Su cabello largo ahora era blanco tal y como lo era el de Wakasa. La situación era muy confusa, en especial para los dos niños que solo comían las palomitas que Benkei había traído para ellos.

─¿Y de qué diablos trataba la apuesta? ─interrogó Takeomi, su vista pasando de su amigo a la chica teñida para asegurarse de que realmente tenían el mismo color.

─¡Pues...!

─¡Cierra la puta boca! ─chilló alterada Zai cubriendo la boca de su amiga con ambas manos.

─Seguro tiene que ver con alguno de ellos ─Mikey comentó con una sonrisa maliciosa en sus labios ─. Alguno de ustedes hizo algo, ¡yo quiero saber!

─No seas metiche, mocoso ─Zai se acercó hasta el niño tirando de su oreja, Sanzu observó con una sonrisa burlona ésto.

─¡S-Suéltame, Zai-nee!

─Si te sirve de consuelo ─Omi exhaló el humo del cigarrillo en su boca ─, no te queda mal.

─No, no me sirve de consuelo ─se quejó la chica sentándose a espaldas del niño rubio y abrazándolo con su barbilla sobre la coronilla de él, Mikey solo sonrió sin dejar de comer sus palomitas.

Los dos niños y Benkei estaban sentados en el suelo, mientras que los otros tres en un banquillo frente a estos, ahora Zai también sentada en el suelo. Lys rió sentándose entre su mejor amiga y Haru, a quien saludó revoloteando su cabello.

Pero ninguno de los hombres ahí presentes podían apartar la mira sobre la teñida.

─Odio mi vida ─se quejó la misma por lo bajo.

─Para eso existe la mejor creación humana ─Benkei comentó con burla.

─¿Cuál?

─La eutanasia...

─No seas idiota ─Wakasa miró de mala manera a su amigo, que se encogió de hombros robando palomitas a Sanzu, quien se quejó por lo bajo.

Zai no se había atrevido a mirar al peliblanco, era una mezcla vergonzosa entre su cabello y los recuerdos de todas las veces que se besaron aquel día. No lo había visto desde entonces hasta el regreso a clases una semana después, tampoco habían vuelto a besarse, aunque siempre la acompañaba en el recreo y la tomaba de la mano importándole muy poco las miradas de todos sus compañeros.

Tampoco habían hablado sobre ese tema, no sabía si eran algo o si por lo contrario él no deseaba ser más que amigos.

─ ¿Qué es la eutanasia? ─Haru miró a la chica sentada a su lado, la pelimorada se encogió de hombros.

─No tengo ni la menor idea, pequeño.

─De todas formas, ¿qué hacen aquí? ─preguntó el moreno ─. Solo vienen cuando quieren algo.

─Tienes una muy mala imagen de nosotras, Benkei-senpai ─Lys lo señaló.

─Sí vinimos porque queríamos algo ─le recordó su mejor amiga.

─Pero ese no es el punto ─se quejó ─. Vinimos a hablar con Sano-san, él nos dijo que estaban aquí así que pasamos a saludar.

─¿Para qué querían hablar con el abuelo? ─Shin interrogó con confusión.

─No es tu problema, Chiro-chan.

─¡Zai! ─la pelimorada la regañó haciéndola rodar sus ojos.

Omi rió por lo bajo dejando su cigarrillo en el cenicero. ─La haz convertido en una versión de tí, Waka.

Sus palabras llamaron la atención de todos los presentes, una vena de molestia en la frente de Zai.

─A callar, anciano ─lo señaló, Benkei apretó sus labios para no reír ─. Soy mejor que Kasan en todo.

─Mentirosa ─le interrumpió el nombrado ─. Sin mí serías la última en la clase.

─¡E-Eso no es cierto...!

─Sí lo es ─admitió Lys riendo por lo bajo.

La chica la insultó con molestia robando de las palomitas de Mikey sentado en su regazo. Ella decía que detestaba a esos niños, pero sin duda los apreciaba a con todo su ser. A Emma siempre que la visitaba le llevaba algún regalo como prendas o maquillaje que a la niña le encantaba, a Baji y Mikey siempre los vigilaba y acompañaba en sus travesuras para asegurarse que no se hicieran daño, y a Haru siempre le contaba historias y conversaba para ayudarlo a romper su timidez junto a la inseguridad por sus cicatrices. 

Omi le había agradecido por ésto último. Al parecer, al niño le costaba mucho hablar con otras personas, tampoco era abierto con su propio hermano. Ahora se veía un poco más confiado, y no se avergonzaba al hablar cuando la chica estaba presente.

Los cuatro niños también la querían de sobremanera, siendo aquella hermana mayor que nunca tuvieron. Lys era la hermana divertida que los ayudaba a hacer travesuras para sacar de quicio a Zai.

─Mi familia siempre prepara una lujosa cena por estas fechas y mi madre me dijo que invitara a Emma ya que irían mis primas pequeñas y mamá la adora, por eso hablamos con Sano-san, para pedir permiso para llevarla con nosotras a casa ese día.

─¿Cena lujosa? ─Mikey preguntó con curiosidad.

─¿No sabías? La familia de Lys está forrada en billetes, niño ─le dijo la teñida ─. Su apellido es Ikki, ¿te suena?

─¿Como los hospitales? ─interrogó Haru algo sorprendido.

─No es la gran cosa ─se rió.

─¿Para qué es la cena? ─preguntó nuevamente el niño, una mueca formándose en los labios de Lys.

─Es para presentar a las chicas de su familia o cercanos a la sociedad ─respondió ganando la mirada confundida de todos los varones.

─¿Cómo así?

─Es un evento de gente rica para conseguirnos esposos, mocoso.

Oh, eso no le gustaba a Shinichiro. Mucho menos a Wakasa.





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