XX.

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Ahí se encontraba Lys. Observaba con una pequeña sonrisa los movimientos del pelinegro frente a ella, el viento fresco revoloteaba el cabello de ambos. Shinichiro en una ocasión normal se encontraría nervioso por la presencia de la chica, pero se encontraba muy sumido en sus propias acciones.

Ahí al aire libre junto a la habitación de Shin se encontraban ambos sentados, él arreglaba una motocicleta que le habían encargado, algo que le gustaba mucho.

La pelimorada solo lo observó. Su cabello despeinado que le daban un toque jovial que a ella le encantaba ver en él. Sus ojos puestos en la motocicleta sentado en el suelo, ella en la silla no muy lejos de él. Fruncía su ceño ligeramente mientras cambiaba piezas o buscaba alguna herramienta. Actuaba con tanta naturalidad, casi como si hubiera olvidado que ella se encontraba ahí.

Hace unos momentos se encontraban junto a Wakasa, pero de alguna forma solo se desvaneció en el aire cuando se distrajeron en el puesto de helado. El reloj marcaban las siete, casi ocho, y las temperaturas estaban bastante altas siendo víspera de navidad.

─Eh... Lys...

Lo miró con curiosidad, poco a poco parecía que se acostumbraba a su presencia, ya no se ponía tan nervioso como antes y no le costaba conversar, siempre y cuando ella no se acercara más de la cuenta, pues su nivel de nervios se disparaba al cielo y volvía a como empezaron.

─¿Me puedes pasar la llave junto a tí? La más grande.

Miró la caja de herramientas a su lado en el banquillo, era sorprendente todas las cajas que él tenía. Tomó la llave y se levantó caminando hasta él y pasándosela. Él le sonrió volviendo a lo que hacía.

Lys se acunclilló a su lado mirando lo que él hacía en la moto. Luego lo miró a él, estando a esa cercanía podía ver su rostro con más detalle. Se encontraba tan concentrado en lo que hacía que no se percató de la proximidad entre ambos. Miró con detenimiento su rostro iluminado por las luces del hogar, pudo ver las pequeñas pecas que lo cubrían, casi imperceptibles, pero se veía tan hermoso.

─Creo que continuaré mañana, hay reunión de Black Dragons ─soltó el pelinegro al aire comenzando a guardar las cosas dispersas en el suelo.

Cerró la cara y giró, su rostro casi chocando contra el de la chica, ambos compartiendo la misma expresión de sorpresa al quedar ambos rostros uno frente al otro. Duró largos segundos la conmoción antes de que el avergonzado pelinegro riera nervioso apartándose, ambos poniéndose en pie.

Tomaron asiento en las sillas junto a la motocicleta, uno frente al otro. Él no se atrevió a mirarla, pasando un pañuelo por sus manos para limpiarlas.

─Aún no me haz dicho por qué llevas tu uniforme ─comentó para intentar aligerar el ambiente y ocultar los nervios.

─Tuve una actividad con el club, llevamos comida y regalos, pero como era una actividad escolar debíamos llevar el uniforme ─le explicó la chica mirando la falda de cuadros azul que dejaba al descubierto sus piernas, las medias blancas hasta su rodilla.

─Tiene sentido ─rió por lo bajo ─. ¿Qué te regalaron?

─Un traje de sirvienta.

Finalmente la miró frunciendo su ceño con confusión, ella no parecía ver nada raro en ello.

─¿De quién? ¿Para qué?

─Oh, fue de un chico del club.

Claro que fue un chico, pensó él.

─Es muy amable conmigo y me acompaña cuando no estoy con Zai, ella lo odia por alguna razón que aún no entiendo.

Claro que lo odiaba, ella ve la clara intención que tiene ese chico, por alguna razón comenzaba a irritarse.

─Me dijo que haría una fiesta de disfraces en su casa el fin de semana y que quería que me lo pusiera.

Todo pinta mal, desde el vestido hasta la fiesta en su casa, aquella espina de irritación se transformo en molestia.

─¿Quiénes irán a la fiesta? ─preguntó por lo bajo.

─No me dijo, pero me dijo que fuera antes para ayudarlo a organizar las cosas ─comentó con una sonrisa.

De ninguna manera.

─¿No puedes ver que está tratando de sobrepasarse contigo? ─no pudo evitar preguntar con su ceño fruncido, sorprendiéndola ─. Por eso el traje de sirvienta y la fiesta, quiere que ambos estén solos en su casa, no deberías ir, te intentará besar y...

─¿Estas celoso?

Las palabras se estancaron en su garganta, sus ojos mirando con sorpresa a la chica que sonreía con diversión, un pequeño tono rosado en sus mejillas. Al instante notó todo lo que había dicho sonrojándose hasta las orejas. ─Y-yo no...

La suave risa de ella volvió a paralizarlo. Ella se levantó de la silla y caminó hasta él. Pasó sus dedos por el suave cabello despeinado. La miró inclinando su rostro hacia arriba ya que aún se encontraba sentado. Su mano recorrió su cabello bajando hasta su nuca, no dejaron de sostenerse la mirada.

Bajó sus manos hasta las del Sano colocándolas sobre las de él sosteniéndolas y elevándolas hasta su rostro. Controlando los movimientos de sus manos hizo que tocaran sus mejillas rosadas, luego guiándolas hasta su cuello donde su cabello morado cubría gran parte.

─No tienes porqué sentirte celoso, Shin-senpai ─ella dijo con suavidad sonriendo. Él miraba con detalle sus facciones sintiendo las mariposas en su estómago, fascinado por el tacto sobre la piel de la chica frente a él ─. ¿No puedes ver que la persona que me gusta eres tú?

Sus palabras lo sorprendieron de sobremanera, su espalda recargándose de la silla para poder observarla mejor. Sin embargo, no sirvió de mucho, ella acercándose aún más, sus rostros quedando a apenas centímetros, sus manos aún en su cuello. Entreabrió sus labios al sentir los de la chica rozar los suyos.

─Siempre haz sido tú, Shinichiro.

Sin poder resistirse, tiró de ella para juntar de una vez por todas sus bocas. La besó con suma intensidad dejándose caer por la desesperación. Apesar de las bajas temperaturas del ambiente, ambos sentían un profundo calor irradiar de sus cuerpos, ambos compartiendo esa necesidad de sentir al otro.

Se abrió paso en la boca de la pelimorada jugando con su lengua y disfrutando de su sabor a goma de mascar. Lys se inclinó más colocando su rodilla sobre la silla entre las piernas del pelinegro para poder sostenerse y comenzó a guiar el tacto del hombre más abajo, deslizándose por su clavícula y descendiendo hasta su pecho. Él solo dejó que controlara sus manos mientras él se apoderaba de su boca, separándose cortos segundos para respirar antes de volver a besarla.

Bajó por sus pechos lentamente hasta su vientre guiándolo hasta su espalda. Sentía tantas cosas en ese momento que le era imposible describirlo. Las manos bajaron hasta sus glúteos, donde el Sano no pudo evitar retomar el control apretándola. Un suave gemido salió de su boca siendo una armonía extasiante para él. La atrajo hasta él, la chica subiendo a su regazo con su cuerpo elevado para poder besarlo. Las manos de Shinichiro continuaron bajando hasta sus muslos volviendo a apretar su delicada piel, ascendiendo lentamente por debajo de la falda hasta su...

─¿Interrumpimos?

Ambos exclamaron levantándose del asiento y apartando sus toques. Se sonrojaron a más no poder viendo a los tres líderes de Black Dragons, Omi divertido mientras que los otros dos no ocultaron la clara sorpresa.

─N-No es lo que creen...

─Lo que digas, Romeo.


-♤-
Amo a estos dos demasiado, perdónenme la vida <3

¿Qué les parece la historia hasta ahora? se acerca el drama~

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