Bueno, nadie creyó que Valentín se había desmayado de la nada, tampoco estaba realmente sorprendido por esto, le dejé la marca de la cadena en el cuello, ahora estaba esposado a una barra que estaba colgada en el techo, así que prácticamente me tenían levitando, a cada rato me tenía que curar las muñecas porque si no se volvía un dolor insoportable, Nicole fue la conchuda que mando a atarme así. Valentín entró y le sonreí, cerró la puerta atrás suyo y me pegó una piña, me cure y me le reí en la cara, me dio otro golpe y empecé a balancearme mientras me reía.— L: mi sobrinita pega más fuerte que vos —sonreí— ¿eso es todo lo que tenes?
Empezó a pegarme más fuerte, Ignacio entró a la habitación y lo agarró de la remera para que me suelte.
— E: ¿¡que haces enfermo!? —preguntó enojado— ¡tomatela Valentín!
Lo sacó y cerró la puerta, aproveché para curarme y le sonreí.
— L: hola Mati —sonreí— te extrañe
— E: ay Mauro —dijo— en que quilombo te metiste
— L: en demasiados —dije— ¿te tatuaste denuevo?
Se me acercó y aproveché para poner mis piernas en su cadera, puso sus manos en la parte de atrás de mis muslos y me levanto un poco para que pudiera dejarme caer, suspire aliviado por mis muñecas y cerré los ojos.
— E: ¿te esta lastimando? —preguntó, asenti en silencio y suspiro— te voy a soltar
— L: apenas me sueltes te como la boca —dije, me saco las esposas y me miro con miedo— jamás te lastimaria, a vos si que no
Sonrió y uni nuestras bocas, me sentó en la mesa y lo abracé bien, me sentía raro con él, me di cuenta la primera vez que nos vimos, me trato tan bien, tan dulcemente, jamás ningún novio me habia tratado así. Me sentía seguro con Ignacio.
— L: perdoname —susurre, transformen la flor de la maceta en otra, más ligera y buena que la que durmió a Valentín— te amo Matí, no me odies
— E: ya se —susurró dándome más besos— intenta ni hacer muchas cosas malas
Agarró la flor y la olio, me sorprendio bastante, cerró los ojos un momento y lo guíe a la cama.
— L: te prometo que un día de estos nos vamos a ir lejos —dije haciéndole mimos— donde nadie nos conozca papi
— E: te amo —susurró quedándose dormido—
Le di un último beso y le saqué la pistola del pantalón. Ahora si, a salir de acá.