Esa tarde de viernes fue la primera vez en años que Mauro lloró, dejó el celular tirado en el piso y se encerró en su habitación, gritos, golpes, cosas cayéndose y rompiéndose, tanto quilombo había qué nadie se animó a entrar y decirle que Tomás había logrado escaparse, le sacó la pistola a Tiago y le pego un tiro en la pierna, aunque podía usar su poder y curarse, al estar nervioso lo hizó mal y le quedó muy sensible la zona.
Al día siguiente la puerta de la pieza de Mauro se abrió, estaba completamente destruido, tanto él como la habitación, ojos rojos, llorosos e hinchados, los labios lastimados de tanto morderselos y los brazos llenos de rasguños y moretones. Estaba hecho mierda.— L: preparen todo —dijo serio— vamos a hacer nuestro último trabajito
Nadie sabía el plan de Mauro pero lo apoyaron al cien, la idea era ir y adueñarse de las oficinas donde trabaja Ignacio con su grupo, robar y destruir cualquier archivo con sus nombres y así mínimo legalmente estar limpios, además de robar un collar, fue el único robo en el que fallaron, originalmente estaba en un museo, era un collar de diamantes rosas y oro, Tiago se enamoró apenas lo vió y decidieron robarlo junto con otros objetos. Entre tanto desastre el collar se cayó y ahora estaba guardado como evidencia.
— Tiago: ¿y Tomás? —preguntó—
— L: no creo que vuelva —dijo— mañana a las seis salimos
¿Le parecía un loco a Matías? Ahora iba a demostrar que tan loco estaba.