Capítulo 10: Corazón Delator

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- Ósea que tu amiga no sabe que tu pareja actual es quien considera su peor enemigo y por ende, quiere engancharte con el amigo de su novio ¿cierto?- resumió el Doctor Samuel Smith, sentado en su sillón color rojo mientras anotaba todo en un cuaderno del mismo color. Yo lo observaba desde el diván de su estudio, decorado de forma minimalista y con un ventanal grande que iluminaba todo el lugar.

- Exacto, Sam- respondí con confianza.

- Es bastante interesante lo que dices. Sin embargo, me cuesta creer que tardarás dos meses para decirme todo esto. Nos hubiéramos divertido en las anteriores sesiones analizándolo- exclamó sonriente.- ¿Por qué ahora y no antes? Cuéntame, Jasmine- y con el control remoto, programó en el reproductor In The Lonely Hour, el disco de su tocayo.

Relajada con las melodías de Stay With Me, comencé a hablar.

- ¿Ya arreglaste para salir con Martín?-preguntó Rainbow una semana después de aquella fatídica cena. Por supuesto no le había contestado los mensajes ni las llamadas pero decir eso era muy arriesgado, así que le mentí:

- Aún no pudimos arreglar un horario en común. Últimamente estoy muy ocupada y él también, creó.

- Que raro. Martín debería tener tiempo de sobra, siendo él el dueño del estudio. ¿Y no era que tenías las mañanas libres? ¿Qué estás haciendo?

- Taller de literatura- dije sin pensar y de inmediato ella me sometió a un interrogatorio policial.

- ¿En mi facultad?

- No, en la Escuela de Artes Plásticas

- ¿Por las mañanas? ¿Van estudiantes a esa hora?- preguntó dubitativa

- ¿Nunca pasaste por la puerta? Está lleno de gente todo el día- afirmé segura.

- La verdad es que ni siquiera sé dónde está ubicado dentro del campus- admitió derrotada, aunque pronto volvió a la carga.

- ¿Quién es el profesor que dicta las clases? ¿Lo conozco?

Maldecí por dentro a la rubia inquisidora mientras pensaba un nombre y, cuando ya estaba por decir algo, el nombre de un profesor se me vino a la cabeza.

- David se llama. David… Jones, creo. Es profesor de música en una de las cátedras.

- ¿El profesor de música enseña literatura?

- Y escribió libros. No son tan conocidos, pero son interesantes- y de la biblioteca, saque una de sus novelas. Ella observó la tapa, (Y menos mal que no lo abrió, dado que tenía una dedicatoria de Oliver en la primera página) y con eso, quedó convencida.

O por lo menos, así lo creía.

La estridente risa de Sam se escuchó en el estudio, relajándome a pesar de tener los nervios de punta en ese momento.

- Eso sí que es pensar rápido. Admirable- y se paró de su silla para aplaudirme.

- Sam, es leve comparado con lo que me hizo a los dos días de esa charla- dije escondiendo la cabeza en uno de los almohadones del diván.

- ¿Encima se pone mejor?- exclamó sentándose de golpe y mirándome atenta, como si mi problema fuera la final de la Premier League vista desde un televisor de pantalla plana.

- Mucho mejor- y ahí volví a agarrar el control para subir el volumen del equipo de música justo cuando empezaba Lay Me Down.

- Listo, continuemos.

11.145 Kilometros de IdaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora