El reloj de pared colgado arriba del pizarrón se movía demasiado rápido para mí. Un minuto para mí era como segundos. Uno, dos, tres...
- ¿Pasa algo? - interrumpió Timothy. - Te encuentro perdida y asustada, más que antes. ¿Es por lo que te dijimos de Martin?
- No, no, no- negué insistentemente, tratando de disimular mi preocupación. - Es por otra cosa.
- ¿Por los exámenes? Jasmine, te va a ir bien.
- Tampoco por eso. Es por lo que viene después de los exámenes.
En ese momento él cambió su cara. Ya sabía que era lo que iba a ocurrir dentro de un mes: si lograba pasar todos los exámenes de una vez, concluiría mi beca y, por ende, tendría que volver a Argentina.
- Sabes que podes quedarte a terminar la carrera acá. Nosotros te vamos a ayudar...
- Timothy, por favor, lo que menos quiero es hablar de ese tema. No tengo ni idea que voy a enfrentarme cuando regrese y lo que menos quiero es aprovecharme de ustedes. Déjame pensar cómo voy a encarar este mes que me queda y después veré que hago.
Él dejó de hablar en ese momento. Por mi lado, volví a perderme en mis pensamientos, contando como el tiempo iba más rápido aún. En ese momento, le tenía más miedo a él que a Martin o a regresar a casa.
Luego de salir de la clase, fui a la biblioteca a estudiar. Desde hacía ya una semana, pasaba largas horas ahí adentro hasta el punto de ver amaneceres gris en los ventanales del edificio y salir junto con los empleados y otros estudiantes cuando cerraba.
Pero esa noche el lugar estaba cerrado, con un cartel grande que rezaba "Cerrado por reformas" "Maravilloso" pensé irónicamente. "Ahora tengo que regresar a casa"
Comencé a caminar hacia la residencia lentamente y meditando sobre los futuros exámenes hasta que tuve la sensación de que alguien me seguía. Gire la cabeza hacia atrás pero no vi a nadie así que seguí caminando durante dos cuadras más hasta que lo escuche decir, casi pegado a mi espalda, mi nombre.
"Esto no puede estar pasando" pensé mientras quedaba paralizada por la voz que me había llamado.
- ¡Date vuelta carajo! - gritó él violentamente. - Por fin te encuentro, Jasmine. Tú y yo nos debemos una charla.
Me di vuelta y vi la fría mirada de Martin observándome con un odio profundo.
- Por fin te encuentro, - repitió- después de haberme traicionado de esa manera tan cruel. Tenemos que hablar seriamente sobre nuestra relación...
- ¿Que relación, Martin?- conteste interrumpiendo su monólogo. - Tú y yo nunca tuvimos una relación. No sé qué idea te hiciste en la cabeza, pero no podemos estar juntos.
- ¿Y quién dice que no podemos?- preguntó sarcástico, acercándome más a mi.- ¿Tus amigos traidores? ¿El idiota de tu psicoanalista? ¿O el adicto de tu novio?
- Yo lo digo, imbécil- respondí con una valentía inusitada en mí.-Yo y nadie más que yo decido sobre mis acciones y en este momento quiero que me dejes en paz de una puta vez- y en ese momento noté la pistola que tenía en la mano.
- Creo que ya habrás notado que no va a hacer tan fácil que te alejes de mí- e inmediatamente la levantó apuntando hacia mí. Asustada, comencé a correr sin rumbo mientras él me seguía atrás, disparando de vez en cuando; sin acertar para mi suerte.
Sin quererlo llegue hasta la estación de Goodge Street y me metí lo rápido posible, confiada que no se atrevería a entrar ahí o que podría tomar el metro para perderlo. Me ubique detrás de una columna e intente llamar al primer número que figuraba en el teléfono, pero al observar a mi alrededor vi a alguien que no esperaba.
- ¡Rainbow!- grité con todas mis fuerzas tratando de vencer la música de sus auriculares.
- ¿Jasmine? ¿Qué haces aquí?- pregunto sorprendida al verme.- ¿No estabas en la clínica?
- Estaba, Rainbow- respondí asustada- pero ahora debes ayudarme.
- ¿Ayudarte en qué?- preguntó justo cuando un bala pasó a su lado, impactando en la columna.
- Creo que ya quedo claro. ¡Corre!- y ambas nos dirigimos hacia la otra punta del andén donde se suponía que estaba la puerta, pero nuestra idea se cayó cuando vimos las rejas que la bloqueaba.
- ¿Y ahora qué hacemos?-pregunté a punto del llanto.
- Voy a hablar con él- respondió Rainbow decidida.- Yo te metí en este lío y yo te voy a sacar de él- y saliendo de nuestro escondite se puso en medio del andén con las manos arriba en señal de paz.
- Martin, soy yo, Rainbow. Hablemos- gritó ella tratando de llamar su atención. Para mi sorpresa los disparos se detuvieron.
- Yo no tengo que resolver nada contigo; lo tengo que resolver con tu amiga- respondió él mientras me buscaba con la mirada.- Ella me traiciono, tú no.
- Ella no te traicionó- y mirándome fijamente, agregó:- Ella no nos traiciono, solo siguió su corazón. Nos puede gustar o no, pero ya tuvo demasiados problemas por hacerle caso a los demás. ¿Por qué no la dejamos tranquila y ya?
Martín se quedó en silencio unos minutos con la cabeza baja, meditando lo que ella le había dicho. Mientras tanto, yo salí de mi escondite y me ubique detrás con la esperanza que recapacitara y nos deje ir.
De pronto él empezó a reír como un loco, levantó la mirada y dijo:
- Va a estar tranquila el día que muera. Y será mucho mejor si la mato- y levantó la pistola dispuesto a disparar.
- Piensa por un segundo, Martin. No hagas esto- respondió ella.- No te permitiré que lo hagas.
- Entonces,- agregó él, apuntándole directo al corazón- lo lamento por mi amigo pero te irás con ella- y disparó.
Cerré los ojos esperando la bala, al mismo tiempo que escuchaba el sonido del metro pasando. Cuando los abrí, estaba dentro de él.
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11.145 Kilometros de Ida
General FictionA Jazmin le surgió la oportunidad que tanto buscó, en el momento que mas la necesitaba y la tomó, dejando atras Buenos Aires y sus problemas. Ahora debe adaptarse a una nueva ciudad, nuevas compañías, algunos dramas del pasado y sobre todo, debe sa...