Capítulo 12: No Me Verás En El Subte

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El reloj de pared colgado arriba del pizarrón se movía demasiado rápido para mí. Un minuto para mí era como segundos. Uno, dos, tres...

- ¿Pasa algo? - interrumpió Timothy. - Te encuentro perdida y asustada, más que antes. ¿Es por lo que te dijimos de Martin?

- No, no, no- negué insistentemente, tratando de disimular mi preocupación. - Es por otra cosa.

- ¿Por los exámenes? Jasmine, te va a ir bien.

- Tampoco por eso. Es por lo que viene después de los exámenes.

En ese momento él cambió su cara. Ya sabía que era lo que iba a ocurrir dentro de un mes: si lograba pasar todos los exámenes de una vez, concluiría mi beca y, por ende, tendría que volver a Argentina.

- Sabes que podes quedarte a terminar la carrera acá. Nosotros te vamos a ayudar...

- Timothy, por favor, lo que menos quiero es hablar de ese tema. No tengo ni idea que voy a enfrentarme cuando regrese y lo que menos quiero es aprovecharme de ustedes. Déjame pensar cómo voy a encarar este mes que me queda y después veré que hago.

Él dejó de hablar en ese momento. Por mi lado, volví a perderme en mis pensamientos, contando como el tiempo iba más rápido aún. En ese momento, le tenía más miedo a él que a Martin o a regresar a casa.


Luego de salir de la clase, fui a la biblioteca a estudiar. Desde hacía ya una semana, pasaba largas horas ahí adentro hasta el punto de ver amaneceres gris en los ventanales del edificio y salir junto con los empleados y otros estudiantes cuando cerraba.

Pero esa noche el lugar estaba cerrado, con un cartel grande que rezaba "Cerrado por reformas" "Maravilloso" pensé irónicamente. "Ahora tengo que regresar a casa"

Comencé a caminar hacia la residencia lentamente y meditando sobre los futuros exámenes hasta que tuve la sensación de que alguien me seguía. Gire la cabeza hacia atrás pero no vi a nadie así que seguí caminando durante dos cuadras más hasta que lo escuche decir, casi pegado a mi espalda, mi nombre.

"Esto no puede estar pasando" pensé mientras quedaba paralizada por la voz que me había llamado.

- ¡Date vuelta carajo! - gritó él violentamente. - Por fin te encuentro, Jasmine. Tú y yo nos debemos una charla.

Me di vuelta y vi la fría mirada de Martin observándome con un odio profundo.

- Por fin te encuentro, - repitió- después de haberme traicionado de esa manera tan cruel. Tenemos que hablar seriamente sobre nuestra relación...

- ¿Que relación, Martin?- conteste interrumpiendo su monólogo. - Tú y yo nunca tuvimos una relación. No sé qué idea te hiciste en la cabeza, pero no podemos estar juntos.

- ¿Y quién dice que no podemos?- preguntó sarcástico, acercándome más a mi.- ¿Tus amigos traidores? ¿El idiota de tu psicoanalista? ¿O el adicto de tu novio?

- Yo lo digo, imbécil- respondí con una valentía inusitada en mí.-Yo y nadie más que yo decido sobre mis acciones y en este momento quiero que me dejes en paz de una puta vez- y en ese momento noté la pistola que tenía en la mano.

- Creo que ya habrás notado que no va a hacer tan fácil que te alejes de mí- e inmediatamente la levantó apuntando hacia mí. Asustada, comencé a correr sin rumbo mientras él me seguía atrás, disparando de vez en cuando; sin acertar para mi suerte.

Sin quererlo llegue hasta la estación de Goodge Street y me metí lo rápido posible, confiada que no se atrevería a entrar ahí o que podría tomar el metro para perderlo. Me ubique detrás de una columna e intente llamar al primer número que figuraba en el teléfono, pero al observar a mi alrededor vi a alguien que no esperaba.

- ¡Rainbow!- grité con todas mis fuerzas tratando de vencer la música de sus auriculares.

- ¿Jasmine? ¿Qué haces aquí?- pregunto sorprendida al verme.- ¿No estabas en la clínica?

- Estaba, Rainbow- respondí asustada- pero ahora debes ayudarme.

- ¿Ayudarte en qué?- preguntó justo cuando un bala pasó a su lado, impactando en la columna.

- Creo que ya quedo claro. ¡Corre!- y ambas nos dirigimos hacia la otra punta del andén donde se suponía que estaba la puerta, pero nuestra idea se cayó cuando vimos las rejas que la bloqueaba.

- ¿Y ahora qué hacemos?-pregunté a punto del llanto.

- Voy a hablar con él- respondió Rainbow decidida.- Yo te metí en este lío y yo te voy a sacar de él- y saliendo de nuestro escondite se puso en medio del andén con las manos arriba en señal de paz.

- Martin, soy yo, Rainbow. Hablemos- gritó ella tratando de llamar su atención. Para mi sorpresa los disparos se detuvieron.

- Yo no tengo que resolver nada contigo; lo tengo que resolver con tu amiga- respondió él mientras me buscaba con la mirada.- Ella me traiciono, tú no.

- Ella no te traicionó- y mirándome fijamente, agregó:- Ella no nos traiciono, solo siguió su corazón. Nos puede gustar o no, pero ya tuvo demasiados problemas por hacerle caso a los demás. ¿Por qué no la dejamos tranquila y ya?

Martín se quedó en silencio unos minutos con la cabeza baja, meditando lo que ella le había dicho. Mientras tanto, yo salí de mi escondite y me ubique detrás con la esperanza que recapacitara y nos deje ir. 

De pronto él empezó a reír como un loco, levantó la mirada y dijo:

- Va a estar tranquila el día que muera. Y será mucho mejor si la mato- y levantó la pistola dispuesto a disparar.

- Piensa por un segundo, Martin. No hagas esto- respondió ella.- No te permitiré que lo hagas.

- Entonces,- agregó él, apuntándole directo al corazón- lo lamento por mi amigo pero te irás con ella- y disparó.

Cerré los ojos esperando la bala, al mismo tiempo que escuchaba el sonido del metro pasando. Cuando los abrí, estaba dentro de él.

11.145 Kilometros de IdaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora