- Mierda, no se despierta.
- ¿No le habrá dado la bala? Fijate si tiene una herida.
- La herida la tengo yo en el brazo, Rainbow. ¡¿Por que no te despiertas Jasmine?!
Mi grito de horror al despertarme opaco el ruido del metro y la luz muy tenue me impidio, a primera vista, reconocer quienes eran los que me rodeaban.
- Me va a matar, me va a matar. ¡¡Él me va a matar!! -gritaba sin razón ante esas figuras que no podía reconocer en medio del shock y la conmoción.
- Cálmate, ya paso -me decían las voces, mas no salía del pánico y trataba de alejarme de ellas sin éxito, ya que mi cuerpo no reaccionaba. No podía correr, ni pararme, ni siquiera arrastrarme y luego de unos minutos que parecieron horas, me volvi a desmayar en cuanto se detuvo en la estación terminal.
Volví a abrir los ojos enceguecida por una luz blanca y brillante que apuntaba directamente a mi cara. Luego de unos segundos, pude notar que me encontraba en una habitación de hospital, completamente sola.
A mi derecha, una ventana mostraba la noche londinense con el Río Támesis en todo su esplendor; a mi izquierda, una máquina que controlaba mi pulso y mi respiración junto con una silla y una mesita de luz con mis cosas en ella. En el centro, un televisor prendido pero sin volumen iluminaba la habitación.
Intenté mirarla sin éxito debido al dolor de cabeza que aumentaba más y más, así que terminé viendo el techo tratando de recordar que me había pasado.
Poco a poco, recordé la huida hacia la estación del metro, los disparos que pasaban a mi lado, el intento desesperado de Rainbow para razonar con Martín y la mirada de odio que nos dedicó al dispararnos.
Pero yo estaba viva. ¿Por que estaba viva? ¿Que le había pasado a Rainbow? Y, sobre todo, ¿quien me había salvado?
Cada vez que intentaba recordar, el ruido de la formación se me hacia nítido, impidiéndome llegar a ese momento en mi mente. Después de un rato y viendo que mi migraña no disminuye, me obligue a dormirme con la esperanza de obtener respuestas al despertar.
El ruido del subte volvió a inundar mis oídos. Otra vez me encontraba en el mismo sueño de casi todas las noches, pero esta vez me encontraba en el medio del espejo: si miraba hacia la izquierda, estaba en Lima; si lo hacía a la derecha, estaba en Tottenham Court Road.
De inmediato lo vincule con la habitación del hospital y lo que tenía a mi alrededor antes de dormirme.
-Hola, ¿hay alguien ahí? -pregunté observando hacia ambos lados sin encontrar respuesta alguna, así que comencé a cantar bajito una canción de Mumford & Sons.
"You may call it this evening
But you've only lost the night
Present all your pretty feelings
May they comfort you tonight"
Y escuche de ambos lados gritos y corridas. Los gritos eran los míos, pero quienes me perseguían eran dos personas diferentes: a mi izquierda vi a mi ex, Lucas, acercarse con una pistola; a mi derecha, estaba Martín haciendo lo mismo.
Sabía que era un sueño y aún así estaba muerta de miedo sin poder moverme del limbo del que estaba metida y, de pronto, el ruido del metro en las dos estaciones comenzó a escucharse.
En ese momento, ambos se detuvieron y apuntaron sus armas hacia mi, y antes que pudiera cerrar los ojos, alguien me tomó de la cintura y me tiró hacia adentro de la formación que pasaba. Cuando me voltee para ver quien me había salvado, los recuerdos de esa noche aparecieron de repente y ahí lo supe: Oliver me había rescatado del disparo de Martín.
Desperté gritando su nombre ante el asombro de Henry, que estaba dormitando en una silla al lado de mi cama.
-¿Donde esta Oliver? -le dije a un confundido Henry, que comenzó a balbucear incoherencias.
-Al demonio, iré a buscarlo yo -y de un tirón, corrí las sabanas y me dirigí a la recepción, seguida por el coordinador.
-Disculpe, busco a Oliver Morgan, ¿sabe en qué habitación está? -pregunté a una enfermera que me miró extrañada para luego centrar su atención en la computadora.
-Oliver Morgan, ¿no? Mmm.. Creo que no está aquí- y luego de unos segundos, afirmó: -Si, hace un rato le dieron el alta, así que supongo que aún seguirá en su cuarto. Habitación 209, hacia la izquierda, la segunda puerta- y guiada por la dirección de su mano, camine con paso firme y toque la puerta.
- Jasmine, deberías estar descansando. Puedes ver a Oliver en otro momento- decía Henry pero yo seguía tocando más fuerte hasta que escuche de mi costado una voz familiar.
-Ya estoy despierto, mamá. No hace falta que aporrees la puerta de esa manera- y antes que pudiera seguir hablando lo abracé con todas mis fuerzas.
-Estas completamente loco. Casi te pierdo por mi culpa -exclamé casi llorando de la alegría.
-Solo me rozo, nada más. Tú casi me matas en medio de tu ataque de pánico y no estoy llorando por verte, es más, quiero huir. ¿Me dejas irme, Jazmin?
Ambos comenzamos a reír a carcajadas ante la vista de médicos, enfermeras e incluso del propio Henry, completamente confundido.
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11.145 Kilometros de Ida
General FictionA Jazmin le surgió la oportunidad que tanto buscó, en el momento que mas la necesitaba y la tomó, dejando atras Buenos Aires y sus problemas. Ahora debe adaptarse a una nueva ciudad, nuevas compañías, algunos dramas del pasado y sobre todo, debe sa...