Diecinueve

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Era una tarde soleada pero no tranquila de un sábado.

Minho se hallaba en la cama con su laptop sobre su regazo, tenía prisa de terminar una tarea y digamos que el calor no le ayudaba para nada a su estado de ánimo, y sinceramente, sentía que si se paraba a encender el aire acondicionado o a tomar agua le robaba tiempo y presentía que no iba a acabar la tarea a tiempo, pero ¿a quién en su sano juicio deja tarea para un sábado con límite de entrega a las seis y media de la tarde? Odiaba que a sus compañeros de otras carreras no les dejaban tareas para el fin de semana.

Amaba su carrera, la arquitectura fue su pasión desde la secundaria, nunca olvidará cuando fue el momento que le llamo la atención. Fue un día que viajó con sus papás a un país no muy lejos de Corea del Sur.

Tailandia.

El punto es que durante su paseo en Bangkok, le llamo la atención un edificio que estaba en construcción, observó con asombro las máquinas que ayudaban a las personas a construirlo, y como también hombres estaban en lo más alto organizando todo y otros desde abajo supervisando. Todo el trabajo era en equipo. Era asombroso.

Pero nadie le dijo que bajo esa increíble imagen también habría estrés, ansiedad y desvelos, nadie le dijo que pasaría días diseñando un plano de una casa o un edificio, tampoco que la perspectiva de los bocetos sería algo difícil de perfeccionar, y además, ¿desde cuándo existe una software para crear planos? Se tuvo que adaptar a fuerzas.

De las matemáticas, no se quejaba, era consciente de que habría porque era obvio.

Un día, un profesor suyo le dijo: —Minho, si te pasas aunque sea un milímetro, tu casa se irá al carajo.

Desde eso, siempre checaba con exactitud que sus planos estuvieran bien hechos, o que mínimo tuviera pocas correcciones.

Estiró su espalda, tronó los dedos de sus pies, movió de un lado a otro su cabeza y exhaló, como si eso le quitará un poco el estrés. Desde que Jaebeom se había ido a trabajar a las ocho de la mañana, agarró la laptop y se propuso a terminar su tarea, no era mucho que le faltaba pero eran de esas tareas que necesitaban mucho tiempo para ser realizadas aunque no fuera mucho.

Miró la hora en la laptop, suspiró cansado, solo le quedaban dos horas. Tenía fe de terminar a tiempo.

Continuó con su tarea, pasaron las dos horas que le quedaban y había entregado su maldita tarea en archivo zip a su querido profesor.

Se apresuró a levantarse e ir a la cocina, en menos de una hora Jaebeom llegaría y él no tenía lista la cena, no le gustaba el humor que ponía Jay cuando la comida no estaba lista a tiempo, así que era mejor empezar desde ahora que vivir el mal temperamento de su novio.

Ya después de haber terminado, se dirigió a la habitación que compartía con su novio, tomó unas prendas limpias y se metió al baño. Le urgía un baño, siempre le ayudaba a quitar el estrés y la tensión de la universidad. Salió su baño, al terminar de vestirse sintió unas enormes náuseas repentinas que le provocó unas arcadas, rápidamente se dejó caer en el inodoro para sacar lo que tenía en su estómago, que más bien fue solo agua, ya que no había comido durante el día por hacer su tarea. Se puso de pie y se cepillo la boca. Salió del baño tranquilo mientras removía la toalla sobre su cabello para secarlo y caminaba al tocador.

—¡Minho! —escuchó desde el otro lado de la puerta.

—¡En el cuarto! —contestó igual gritando para que le escuchase.

No tenía idea del por qué vómito de la nada, tal vez haya sido porque no había comido o le hizo algo mal que probó mientras cocinaba, no se sabe.

Jaebeom entro a la habitación y Minho se giró de inmediato con una sonrisa, olvidando por completo lo que había pasado.

Bad Decisions | Chanho + MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora