Capitulo 9 "especial de navidad"

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Perdón por la tardanza pero tuve un bloqueo  para escribir el capítulo, espero que lo disfruten 

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30 de diciembre un día antes de noche vieja, la mejor época para muchos, para mí lo fue. Ahora lo aprovecho más para ver como las mujeres van a comprar a las tiendas cualquier bebida para emborracharse esa noche, lo típico voy les hago un poco el chulo y consigo un polvo en la trastienda.

Este año va a ser diferente, principalmente porque va a estar Jenifer y la otra es que inesperadamente los padres del chaval han decidido plantarse a las cinco de la mañana en la puerta para pasar las fiestas con él. El problema es que como se lleva unos días sin quitarse esas ganas de matar y lo empalagoso que ha sido esa relación, no se ha podido conseguir algo bueno.

-Voy a salir a comprar más vino y alguna que otra botella más- el aburrimiento era muy notorio en la voz que "recapacitó"- necesito que me dé un poco el aire ahora vuelvo.

Al salir del apartamento se encendió un cigarro para poder sentir esa liberación, por las calles se notaba como la gente tenía que realizar las compras y sin disimular era notorio las miradas al verlo. Cuando hizo todas las compras iba de camino a la casa de ella, pero se le atravesó una chica: seguramente de unos 20 años, rubia, ojos marrones, delgada de cintura con unas buenas caderas y de cara era guapísima.

-Nena, si tanto miras será porque te interesa de lo que te puedo ofrecer- el lado picarón sale disparado sin control y con un objetivo marcado- ¿a dónde vas, guapa?

-Me dirigía a mi apartamento solita para dejar todas las compras para irme a con mis amigas- esa voz sonaba tan bonita que se imaginó como gemiría su nombre.

-Te acompaño, y me enseñas las habitaciones

Era su momento, sí quería estar bien para la cena necesitaba matar como sea a alguien.

****

Su apartamento no era gran cosa, pero para lo que me va a servir me interesa que sea pequeño, al verla como intentaba seducirme con la mirada mientras se quitaba lentamente la ropa era muy patético. Es verdad que tengo mi buena cara, pero que se arrastren lo que provoca son más ganas de que muera.

Empecé a caminar en su dirección mientras ella corría en sentido de que jugara a su jueguecito, al llegar la besé bruscamente sin dejarla respirar lo que importaba ahora mismo era mi placer y solo la necesito para un rato. Le quité la ropa que le quedaba a medida que iba intensificando el calentón, terminé cogiéndola de las muñecas atándoselas con el cinturón para que no me tocara, con las mismas me levante y dejé que admirara las vistas que tenía antes de morir. Proseguí con la torturación antes de que con una sola estocada la penetrara sin dificultad, a partir de ahí me dio igual lo demás, se le escuchaba gemir alto sin control, pero se alejó el sonido al correrme en el preservativo previamente puesto.

Verla cansada me la sudo un huevo así que sin ningún apuro la agarré del cuello y empezándola a ahogar mientras le remetía por detrás, al notarla con la respiración entre cortada decidí taparle la boca y nariz para callarla. Notar sus sollozos más débiles aún me calentó a un nivel que le cogí del pecho con una fuerza que le salió pequeñas gotas de sangre, al terminar de satisfacerme busco la navaja te tenía guardada en los pantalones y la cara fue de la gran satisfacción que me faltaba para completar mi alegría.

Corte por corte en cada vena y en cada vaso era mi pasatiempo favorito en toda regla

-Esto si ha sido un buen polvo, aunque no haya traído mi cámara para grabarte por ser todo tan inesperado, pero necesario- le hablo al cadáver antes de marcharme al baño a limpiarme y largarme de allí.

Mi propia muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora