Max
_________________________________________-¡Tía!
Tía Raquel me volvía a repetir todos los números y ubicaciones en caso de una emergencia, Paul estaba un poco molesto ya que según él, me cuidaría, era amable de su parte. Al parecer mi tía tenía miedo de que por algún motivo hiciera enojar a alguien autoritario, lo cual era mi especialidad, pero curiosamente no tenía planeado hacerlo, aún.
-Tía, prometí cuidarlo, no es necesario que nos vuelvas a repetir los números de la policía -había dicho Paul abriendo los ojos.
-Es mi responsabilidad como tía, querido Paul -tía Raquel dijo con los ojos en blanco, antes de sacar la cabeza por la ventana para maldecir al carro que estaba adelante de nosotros, se movía muy lento.
Le había dicho a mi tía que podía conducir, pero ella se había negado. Por más que intente convencerla no me dio permiso, ni enseñándole mi licencia recién sacada, lo cuál fue peor ya que, mi tío al ver mi licencia, me dijo que parecía un criminal. Tenía razón, en la foto de mi licencia estaba rapado, porque había perdido una apuesta con un chico, desde esa vez jamás he apostado de nuevo, extrañaba mi cabello.
Paul revisaba de nuevo si llevaba todos sus cuadernos y libros, jamás se le olvidaba ninguno, pero estaba nervioso. Mientras contaba sus cuadernos en voz alta, por la ventana vi un a un chico alto, que llevaba puesto el gorro de la sudadera, bajaba del árbol a un gato esponjoso y se lo entregaba a una señora rubia de mediana edad, sonreí. No era común ver eso, creí que solo en las películas ocurrían esas estupideces, de seguro el chico tenía algún poder galáctico como Superman.
Mi tía avanzó por fin, y volví a concentrarme en lo que me había dicho mi hermano. Su pandilla. No me agradaba la idea aún, pero supongo que sería divertido. Sin darme cuenta mi tía había llegado al estacionamiento de la escuela, nos dio un beso en la frente a ambos antes de irse, Paul se quejó cuando íbamos entrando, decía que siempre usaba su labial más fuerte anti agua, estaba exagerando, me talle con saliva en la frente y me asomé en el espejo de un carro para cerciorarme de que no había rastro del labial de mi tía.
-¿Dónde voy a encontrar a tu pandilla? -le pregunté antes de empujar la puerta principal de la escuela.
-Oh...-Paul se quedó callado unos segundos-, en el receso, como quiera iré a buscarte o tal vez no, no lo sé aún, pero creo que en el receso.
-¿Qué es eso?
-¿Qué? -Paul frunció el ceño.
-Receso -no conocía que era eso.
Paul soltó una carcajada en el pasillo antes de responderme que era como un descanso, en Seik no había eso, tú podías comer durante las clases. Era como una especie de prisión...pensándolo bien, si lo era. Había casilleros por el pasillo principal, igual a Seik, solo que estos eran de color celeste y no gris. Recordé que tenía que ir por mi llave cuando Paul sacó la llave del suyo.
-Supongo que te veré en el descanso hermanito -le dije mientras desordenaba su cabello-, tengo que ir por la llave de mi casillero.
-¿Te acompaño?
-No, quiero conocer un poco como están las cosas aquí, ya sabes antes de encontrarme con tu pandilla y me cambien todo el panorama.
Paul me miró unos minutos y finalmente me dejó ir. Al darme vuelta seguí caminando mirando atentamente a los que estudiaban aquí, algunos de ellos ya los reconocía de vista. Al dar vuelta suspiré profundamente y me acomodé el cabello hacia atrás, Paul me había advertido que no intentara llamar la atención, pero a mi eso me encantaba. Mientras caminaba un grupo de chicas me miraba atentamente con una sonrisa, les devolví la sonrisa con un guiño antes de seguir mi camino. Más adelante por el rabillo del ojo algunos chicos me miraban con atención, no era por nada, pero me gustaba llamar la atención de los chicos, en especial los de cabello largo.
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Sentimientos clandestinos
Teen FictionMax Reeves es transferido a una nueva escuela, donde su hermano estudia. En esta escuela es importante pertenecer a un grupo y Max lo debe de tener claro. Debe de seguir las reglas de la pandilla. 1°Somos todos o ninguno. 2°Jamás abandonar a un mi...